El rigor que inspira las escaramuzas del PP para desacreditar a jueces, fiscales y policías casan muy mal con la realidad, con las fechas, con las personas y hasta con las denuncias que manejan para poder sacar adelante su paranoia. El mismo Peral ya pone la venda antes de la herida cuando le dice a Rubalcaba “me dirá usted: otros ediles continúan imputados. Pero, en el caso de éstos, ¿quién va a reparar el inmenso daño moral causado a los que han resultado inocentes tras ser sacados de sus casas como si fueran terroristas o pederastas?” Vuelve otra vez a traicionarle el subconsciente a tan honorable senador. Hemos vuelto a revisar las fotografías y no hemos visto a ningún dirigente del PP esposado en las numerosas detenciones practicadas en Canarias, cosa que sí hemos visto en detenciones de cargos públicos de otros partidos en operaciones llevadas a cabo en la Península. Pero, es más, tenemos acreditada en Canarias al menos una imputación a un militante socialista que sí fue fabricada por dirigentes del PP en connivencia con mandos policiales. Imputación que sirvió a ese partido para sacar rendimiento político durante unos meses para, una vez sobreseida, quedarse todos tan campantes.