María Antonia Torres, Toñi Torres, atravesaba una profunda depresión, en la que cayó poco después de ser detenida en el marco de la operación Faycán, que le colocó en el centro de una trama de corrupción destinada a la financiación irregular del PP en Telde y al enriquecimiento personal de varios de los imputados, según el auto de apertura de juicio oral del juez Sotoca. Torres fue abandonada casi de inmediato por su partido, que no actuó de igual modo en los sucesivos casos de corrupción que estallaron tras Faycán en la isla de Gran Canaria. Es más que probable que se enterara, poco antes de su fatal decisión, de la nueva imputación a la que debía hacer frente en las próximas semanas, la de la sospechosa venta de la finca de San Rafael durante el catastrófico mandato del PP con AFV-Ciuca en el Ayuntamiento de Telde entre 2003 y 2007. Hay que lamentar la desaparición de cualquier ser humano, transmitir el pésame a sus familiares y amigos y, tal y como prevé el ordenamiento jurídico, archivar el caso en lo que a ella respecta. Y no sólo en los juzgados.