La tensión se masca en determinados ambientes políticos tinerfeños desde hace algún tiempo. La sucesión de casos de corrupción y de comportamientos políticos indecentes ya olían demasiado como para poder seguir tapándolos con la cal viva y la pesada losa del silencio de los cementerios. La verdad se ha ido escapando por algunas rendijas y la impunidad empezaba a verse demasiado amenazada como para permitir que en los estandartes del tinerfeñismo más puro, el del régimen, hubiera noticias contrarias. Zerolo se lo hizo saber a don José esta misma Navidad, cuando El Día publicó en portada que el secretario municipal se desmarcaba del Plan General y ponía en solfa la bondad del régimen de fuera de ordenación. Para compensar el desaire, el guía espiritual de Nivaria ordenó a sus periodistas hacer una entrevista al alcalde, pero el alcalde tampoco queda safisfecho. El redactor José Domingo Méndez, uno de los firmantes de la información dolorosa del secretario, cubre la manifestación , y Zerolo vuelve a montar en cólera. Don Pepito cede a las presiones y traslada al redactor de sección: de local a cultura. Y no lo echa porque es el presidente del comité de empresa, que si no, lo pasea cogido por una oreja y de rodillas por la Plaza de Candelaria, implorando perdón al regidor municipal.