En este contexto de decisiones atrabiliarias del Gobierno de Mariano Rajoy debemos incluir, aunque sea por su primitivismo, la de dejar fuera a Canarias en el borrador de privatización de Tourespaña, el organismo público responsable de la promoción turística del país. Cuentas las crónicas que las Islas no aparecen en la relación de representantes que habrán de conformar el consejo asesor de la entidad semiprivatizada que salga de este proceso. Cualquiera que conozca el funcionamiento de la Administración sabe perfectamente que ese olvido no es en absoluto casual, que responde fielmente al modelo de relaciones con Canarias que mantiene el ministro del ramo, José Manuel Soria, en la creencia de que así le hace la puñeta a Paulino Rivero, casualmente consejero de Turismo, un área que no tiene consejería propia sino que depende directamente de Presidencia del Gobierno. Porque a ningún alto funcionario del Ministerio de Turismo o de Tourespaña se le puede pasar por la cabeza obviar a Canarias de un órgano así, no ya por su indiscutible aportación al sector, sino precisamente por la mismísima nacionalidad del ministro en cuestión. No será la primera vez que en Tourespaña se adoptadan decisiones estrambóticas. Al principio de la legislatura, el director general de la cosa fue obligado por Soria a cancelar una reunión con el viceconsejero canario de Turismo con el único propósito de joder la pavana. Verán que ahora saldrá Soria diciendo que ya ha resuelto ese desliz. Tan previsible y torpe como siempre.