No sabemos qué va a ser de nosotros sin Rita Martín, esa musa extraordinaria que, junto a personajes igualmente pintorescos como don Pepito, sirven para animar la escena pública isleña. Cuando se despidió de los funcionarios de la Consejería de Turismo, anunció que volvía a su plaza de técnico del Patronato de Turismo de Lanzarote, de donde nunca la debieron dejar salir nunca, y a prepararse para las elecciones municipales. Si nada cambia en ese PP tan tormentoso que empieza a abrirse bajo los pies de su líder canario, veremos a la señora Martín concurrir al puesto de concejala en Teguise, de donde tampoco debieron dejarla salir nunca. No tardó mucho Paulino Rivero en sustituirla por un experto en la materia, Ricardo Fernández, hasta ahora gerente de Ashotel, la poderosa patronal tinerfeña del turismo. Aunque con rango de viceconsejero, Fernández tendrá plenos poderes para enderezar el rumbo y la derrota dejados por su antecesora e imprimir un toque de seriedad donde durante estos tres años y pico ha habido demasiado chalaneo. El nuevo hombre fuerte del turismo fue muy crítico con las más extravagantes acciones promocionales de la consejera saliente, como aquellos Estadios de la Felicidad o el Say no to Winter Blues, lo que da una idea de lo que ha querido hacer Rivero nombrando a este hombre.