Celebróse este lunes Consejo de Administración de la UD Las Palmas SAD para mantener al personal dentro de la legalidad del mínimo exigido -siete consejeros, con Aguiar y Álvarez de vuelta- hasta la junta extraordinaria de accionistas, que se quiere adelantar a noviembre. Esa cita será clave para el futuro amarillo, que anda en un auténtico sin vivir de lo que se mueve entre bastidores. En Pío XII se trabaja a marchas forzadas y se vislumbra una lucecita al final del túnel, con el paréntesis que propiciará la llegada de la Seguridad Social y del cerrajero, y esa lucecita no es otra que la Fundación Canaria UD Las Palmas, llamada a convertirse en la válvula de escape de la SAD en quiebra. No sólo por desligar la cadena de filiales del primer equipo, sino porque las vías de retrofinanciación permitirán al club salir adelante, sencillamente porque poco o nada se podrá embargar a la Fundación Canaria en nombre de la SAD. Además, desde principios de mes anda el club levantando hasta la última carpeta en una auditoría interna que dejará el fondo del caldero más raspado todavía, para que todo accionista viviente sepa a qué atenerse en la junta de noviembre, y sobre todo los acreedores con los que ya se viene contactando.