Tienen razón muchos de nuestros lectores cuando nos reprochan que dediquemos demasiado espacio a ocuparnos de las andanzas de José Manuel Soria, presidente del Partido Popular de Canarias y del Cabildo grancanario, que tanto monta, ¿o no? Es cierto que dedicamos mucho espacio y mucho tiempo, pero también es cierto, créannos, que hemos hecho nuestro muy particular propósito de la enmienda y nuestro sesudo análisis de la realidad que nos rodea, y hemos llegado a la dramática conclusión de que sin Soria habría días que serían interminables. Deberían ser esos días los más propicios para ocuparnos de las listas de espera en la sanidad pública, de los insoportables baches que sufren las calles en los barrios de la ciudad de Las Palmas o de los damnificados en las Islas por la presunta estafa de la filatelia. Pero es que no nos deja un minuto libre este hombre, que actúa de forma proactiva para convertirse en noticia un día sí y el otro más.