El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Lo que se le viene encima al CGPJ
Todo lo que puede empeorar, empeora, lo diga Murphy o su secretario particular, y más en estos tiempos tan atribulados que nos tocan vivir. La caída en desgracia y más que probable dimisión de Carlos Dívar como presidente del Consejo General del Poder Judicial tras sus jaranas caribeñas a costa del erario público, va a traer unas curiosas consecuencias que es bueno que vayamos anotando, para mejor proveer. En un gesto que denota la calidad de la prudencia que atesora su impepinable sustituto, el vicepresidente del Poder Judicial, Fernando de Rosa, ya confirmó desde Valencia este martes que Dívar dimitirá y que él será un chico bueno que velará por el buen nombre del órgano de gobierno de los jueces. Nos lo tenemos que creer a pesar de que la trayectoria de De Rosa no anima precisamente a la esperanza. El futuro presidente del CGPJ es, junto a la vocal Margarita Robles, el más político de cuantos políticos de trayectoria vital pueblan ahora mismo el pleno de ese órgano. Su carrera política empezó hace más de una década en Valencia, se desarrolló en Valencia y adquirió su máximo esplendor en Valencia a la sombra de Francisco Camps, que fue quien lo propuso a Trillo para dar el salto al sillón que ahora ocupa y, sin pensar que fuera a ser tan pronto, al trono que ahora se dispone a ocupar a partir del jueves.
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