Además de los enfrentamientos, que en algunos casos son más que llamativos, muchos militantes repudian el grado de rechazo que en la opinión pública se está extendiendo contra la actitud de arrogancia de algunos dirigentes en la isla de Gran Canaria, tanto en el Cabildo, con Soria y su lugarteniente Larry Álvarez como artífices principales de esta moda inaceptable en instituciones públicas y democráticas, como de algunos de los cargos públicos que han sido designados por el PP en diferentes organismos, donde se han paralizado asuntos de manera bochornosa. Lo que pasa en Empleo y Asuntos Sociales, por ejemplo, tiene muy mala pinta, no ya por la parálisis, que tiene mucha guasa, sino por lo sospechoso que tiene tanto disparate junto. Suena a sabotaje.