Gloria Gutiérrez sólo le había preguntado a Luis Soria por los motivos por los que, desde un principio, al conocer las denuncias contra Celso Perdomo, no había acudido al Cibercentro de la consejería a comprobar (“con tan sólo apretar un botón”) la veracidad de los correos electrónicos que dieron lugar al asunto eólico. Sólo que la diputada adornó la pregunta con aquella afirmación de que, de repente, ya había cobrado. No vean cómo se puso el menor de los dos machos de los Soria, que terminó amenazando con querella, como es práctica habitual. El ex consejero, por lo demás, volvió a mentir y volvió a mostrarse seguro de que lo que él y su hermano han hecho en este asunto se ajusta por completo a la legalidad. Por ejemplo, insistió en que se encontró con los Esquível en Magdeburgo por casualidad, como quien se encuentra en el 99 con una amiga comprando un sostén. Ni se inmutó cuando se le recordó una secuencia de reuniones previas al viaje con esos empresarios, ni ante la evidencia de que el calendario de favores coincidía con las acciones de Promotora de Recursos Eólicos. No se puso colorado tampoco para reconocer que recibió la recomendación de un consejero del Poder Judicial, José Merino, en favor de un cuñado de éste, Juan Lozano, que terminó presentándose al concurso eólico.