Pepa Luzardo va a obtener para el Ayuntamiento una nueva inyección económica que le permita sacar un poco la cabeza del lodazal financiero en que su admirado José Manuel Soria dejó a esa Corporación. Pero no lo hará subastando al mejor postor solamente el local destinado a biblioteca, sino que ha unido al lote otro local inicialmente pensado para uso administrativo, es decir, para oficinas públicas, de esas que han de servir para atender al ciudadano. Es la primera operación inversa de La Gran Marina: todo para el pueblo pero que se lo pierda el pueblo. La suma de esos dos locales del Woermann convierten la subasta municipal en algo mucho más atractivo, porque a los 807 metros de la biblioteca, insuficientes para establecimientos como un casino, por ejemplo, se suman los otros 807 del local administrativo. Ambos se encuentran juntos, y ahora mismo incluso están comunicados entre sí.