Canarias y la costa mediterránea, las regiones españolas que más sufrirán por la subida del nivel del mar, según la ONU

Fotografía de denuncia sobre las construcciones en la costa de Tenerife publicada por Greenpeace en febrero de 2009. (VALENTINA DELZOTTO)

Europa Press

Madrid —

Las costas de Canarias y amplias zonas del Mediterráneo, especialmente, son las zonas que estarán más afectadas de España por el aumento del nivel del mar, que podría llegar a subir hasta 1,10 metros en el peor de los escenarios analizados por el Panel de Expertos en Cambio Climático de la ONU, presentado este miércoles en Mónaco.

Aunque estas áreas serían las más afectadas, “en general” todo el litoral español está incrementando de forma acelerada su riesgo por el aumento del nivel del mar de aquí a final de siglo, según ha advertido el Catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Cantabria, Iñigo Losada, uno de los 104 expertos internacionales que ha participado en el informe del IPCC I Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante.

En declaraciones a los medios durante la presentación del citado estudio internacional en España, ha alertado de que la subida del nivel del mar será “generalizada” en toda la costa y eso traerá como consecuencia un incremento de la frecuencia de los eventos extremos en el litoral y de los temporales en la costa, como por ejemplo de los del año pasado en el Cantábrico, donde se combinaron mareas astronómicas importantes, con mareas meteorológicas, que dan lugar a daños.

“Hablamos de predicciones a final de siglo que hablan de 1,10 metros en el peor de los casos y eso tiene implicaciones importantes, tanto sobre la costa, sobre la inundación, la erosión, pero también sobre nuestras infraestructuras que están en zonas costeras y están diseñadas para unas condiciones que están cambiando y que van a cambiar todavía más”, ha explicado.

De ese modo, ha insistido en que el informe dice que eventos extremos que en la actualidad tienen una recurrencia de una vez cada 100 años, según el escenario de emisiones podría llegar a ocurrir que en 2030 o 2035 estos episodios fueran “prácticamente anuales”, lo que obligará a “configurar totalmente la costa” tal y como se entiende en la actualidad.

En ese sentido, ha recordado que las playas no solo tienen un uso turístico, sino que son los primeros elementos de protección de la costa pero ha añadido que habrá que asimilar que no solo en la costa sino también en las zonas de alta montaña se están produciendo cambios, por lo que afirma que será necesaria una “transformación” que, probablemente “obligue” a entender que hay que gestionar la costa de una manera “muy diferente” a como se ha hecho hasta ahora.

Así, considera de forma positiva que existen las capacidades para desarrollar políticas de adaptación que permitan a la población adoptar “otra forma de vida en muchas situaciones” y una transformación de la sociedad “tal y como se conoce” para adaptarse al nuevo escenario.

Por ejemplo, entre las soluciones de adaptación de la costa, por ejemplo en las marismas, los estuarios, las praderas de posidonia, ve “muy importante” mantenerlos mediante herramientas “importantes” como la Ley de costas porque su ocupación actual, impide la migración del interior de estos estuarios para que ellos mismos puedan adaptarse al aumento del nivel del mar.

Sin embargo, ha admitido que lo tienen peor las playas urbanas, aquellas que tienen detrás construcciones, por lo que tienen su movimiento “limitado”. “Nuestro riesgo se incrementa en las zonas donde hemos ocupado la costa”, ha alertado, porque donde existen edificaciones tras la playa estas no tienen posibilidad de evolucionar.

En ese caso, apunta que la “única solución” es protegerlas o regenerarlas, es decir, que vuelvan a ocupar ese territorio que están perdiendo por el aumento del nivel del mar, de tal manera que mantengan su funcionalidad.

“Es evidente que necesitamos una transformación y esa transformación probablemente nos obligue a entender que nuestra costa hay que gestionarla de una forma muy diferente a como lo hemos hecho hasta ahora”, ha apostillado.

Esa nueva forma llegará de la mano de la aplicación de la Estrategia Española de Adaptación a la Costa para lo que el Ministerio para la Transición Ecológica, según Losada, está realizando un informe de evaluación de riesgos junto con las comunidades autónomas para calcular, de forma aproximada, por ejemplo, el número de personas afectadas, los daños económicos sobre las infraestructuras y en los ecosistemas.

El catedrático de la Universidad de Cantabria confía en que ese informe esté terminado en julio de 2020 y permita sentar las bases para aplicar la Estrategia Española de Adaptación en la Costa para promover las soluciones y hacer especial énfasis en la restauración y la conservación de los humedales, playas, sistemas dunares y de algunos ecosistemas como las praderas marinas de posidonia que cumplen una función de protección muy importante.

Preguntado también por la incidencia del cambio climático en fenómenos locales como la conocida como gota fría, el investigador ha recordado que el nuevo informe del IPCC no analiza de manera específica este evento extremo sino fundamentalmente el aumento del nivel del mar, olas de calor en el océano, El Niño, La Niña o los ciclones tropicales.

Si bien, ha asegurado que es “evidente” que los estudios anteriores ya ponen de manifiesto que la forma en la que se va a producir la lluvia en esa zona va a cambiar, yendo quizá a unos volúmenes similares, pero con una frecuencia y una intensidad diferentes.

“Estos eventos van a ser más frecuentes y esto va a ser un problema para el cual debemos adaptar cómo tenemos los cauces de los ríos”, ha comentado.

Soluciones “ahora”

Por su parte, el segundo de los dos científicos españoles que ha participado en la elaboración de este informe especial del IPCC, Javier Arístegui, ha destacado los riesgos para España de esta emergencia climática, ya que España es un país rodeado de costas, tanto en la Península como en sus territorios insulares y por lo tanto, debe afrontar que está expuesta a la subida del nivel del mar que “seguirá subiendo” independientemente de las acciones que se acometan.

“Podemos conseguir que suba más o que suba menos, en función de lo que hagamos. Hay que tomar soluciones adaptadas a las propias comunidades costeras, a la biodiversidad y soluciones no dentro de 100 años, sino ahora”, ha alentado.

Arístegui, profesor de Ecología y Director del Servicio Tecnológico Marino (SITMA) en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) valora el informe porque permitirá utilizar sus previsiones para adoptar las soluciones pertinentes, que dependerán de cada zona.

Por ejemplo, algunas playas abiertas podrán reformarse, pero otras zonas litorales “desaparecerán” porque no habrá forma de hacer tareas de retracción mientras que en otras se podrá utilizar arrecifes o regeneración de comunidades costeras para evitar la degradación costera.

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