Antonio Banderas admite que en Hollywood ha ''comprado'' su libertad
Antonio Banderas no reniega de nada, “ni de los errores”; por eso, hoy, desde una posición ya asentada en el cine norteamericano, confiesa: “En Hollywood he comprado mi libertad”. La libertad para rodar lo que quiere, como ha hecho ahora, al dirigir su segunda película, El camino de los ingleses.
“Hollywood me ha dado mucho. Las películas comerciales me permiten comprar la libertad de saltar al otro lado del espejo. Por eso, esos filmes son, en cierto modo, responsables de que ahora pueda hablar de mis recuerdos de adolescencia con El camino de los ingleses”, explica Banderas.
Hace siete años dio el salto a la dirección con Locos en Alabama, rodada en inglés y protagonizada por su esposa, Melanie Griffith. Ahora, tras una larga búsqueda de otro proyecto para volver a dirigir, estrena el próximo día 1 El camino de los ingleses, con la que vuelve a su Málaga natal y a aquellos años que culminaron con su marcha a Madrid para convertirse en actor.
“El vértigo y el vacío” del paso a la madurez
El camino de los ingleses, basada en la novela homónima de Antonio Soler, también ha supuesto su reencuentro con el escritor, amigo de aquellos tiempos. A él encargó Banderas un guión con el que “fotografiar los recuerdos de aquel último verano, pero dejando de lado la situación política, los guateques y todos los tópicos de un filme costumbrista”, pues su objetivo era, dice, “meterse en la cabeza de los personajes”.
Personajes que componen un grupo de jóvenes de una barriada malagueña, interpretados por actores curtidos en series de televisión, a quienes se añade las colaboraciones de Fran Perea, Victoria Abril y Juan Diego. “Estoy orgulloso de todos ellos -dice-. Algunos no se habían puesto nunca delante de una cámara, pero tienen madera y creo que he rodado con el futuro del cine español”.
En El camino de los ingleses Banderas ha hecho suya una frase de Kubrick: “Una película tiene que producir algo nuevo y cierta incomodidad narrativa, sino es sólo un producto”. De ahí que haya querido transmitir “el vértigo y el vacío de aquellos años de paso a la madurez, pero como una antítesis de los filmes juveniles propios de Hollywood, llenos de primaveras, música y sexo”. Y el resultado es “un mundo oscuro y reflexivo” donde él se reconoce.
De hecho, siempre afirmó que este es un filme autobiográfico, pero aclara: “No me identifico con ningún personaje en particular, aunque hay cosas mías en todos ellos. Están ahí mis miedos y mis pequeños traumas, porque el salto a la madurez no fue para mí un paseo de seda. Ahora, desde la distancia, lo percibo como algo caótico”.
La novela de Soler le sirvió porque, dice, “juega con el tiempo, y muestra un puzzle lleno de claves y metáforas que, poco a poco, van encontrando sentido”. Por eso, el resultado no tiene nada que ver con un filme “costumbrista”, sino con una película arriesgada, tanto en la estructura narrativa, como en el aspecto visual y en los textos poéticos.
“Un mundo poético -apunta Banderas- con un hilo conductor basado en el suspense, en el thriller, y donde el malo de la película es un concepto, el de la muerte. Es un filme fuerte y duro que encierra un mensaje: 'Daos prisa, porque Caronte os aguarda'”.
Banderas es consciente de que esa arriesgada apuesta traerá “opiniones polarizadas”, pero no le importa: “He trabajado desde la libertad más absoluta -dice-, limpiando mi cabeza de todo lo que tiene que ver con la crítica o la taquilla”.
Carrera hacia la dirección
El actor y director hace un balance positivo de sus años en Hollywood, donde hoy ha logrado ocupar el lugar que le gusta. Gracias, en parte, a su incursión en Broadway con Nine, que supuso, apunta, “un cambio de percepción sobre mi trabajo”.
Ahora, “que falta poco para que empiecen a aparecer las patitas de gallo”, lo que en el cine americano significa un importante descenso de ofertas, Banderas tiene claro que va a encaminarse hacia la dirección, “pero sin esperar tanto tiempo, como hice ahora, porque en la continuidad es donde está la búsqueda de la perfección”, afirma, para luego contar que entre los proyectos que baraja está el de dirigir un filme sobre Boabdil.
“Es un personaje mitológico y me gustaría hacer una reconstrucción romántica de aquella España, que servirá para reflexionar sobre el choque de civilizaciones, un tema muy actual”, explica Banderas, a quien le gustaría rodarla en árabe y castellano, pero si cuenta con un presupuesto alto, tendrá que ceder y hacerla en inglés.