Antonio Gamoneda: ''La pobreza ha condicionado mi vida y mi escritura''

La pobreza ha condicionado la vida y la escritura de Antonio Gamoneda, y la pobreza influyó en la obra de Cervantes, que, según el poeta astur-leonés, “encendió la poesía en el interior de su discurso narrativo y dio cuerpo a las revelaciones quizá más bellas, más increíbles y ciertas, surgidas de la lengua española”.

“Desde la pobreza y a través de la prosa, Cervantes es uno de los creadores, el más importante en la lengua española, del pensamiento poético moderno y de su realización en el lenguaje”, dijo este lunes Gamoneda al pronunciar su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes, con el que demostró lo que es: una de las voces más singulares de la poesía en español, cuya obra está marcada por una hondura inigualable.

En la solemne ceremonia que cada 23 de abril -día en el que se conmemora la muerte del autor del Quijote- tiene lugar en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, Gamoneda logró conmover al auditorio con una disertación centrada en la influencia de la pobreza, de la adversidad, en la obra de los escritores que la han padecido.

Minutos después de recibir de manos del Rey el prestigioso premio, Gamoneda comenzó hablando de “lo increíble” que le resultaba hacerse con el Cervantes 144 días después de que la Reina lo distinguiera con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

“Increíble”, pero “cierto”. Dos palabras que forman parte de las “causas y convicciones” de este creador, porque “increíble y cierta es también, en su esencialidad, la poesía”, afirmó Gamoneda, que leyó el discurso con su hermosa voz, de tono muy grave, y de forma lenta y sentida, subrayando con la entonación y con su mano derecha aquello que creía más destacado.

La vida del poeta leonés (nació en Oviedo en 1931, pero desde los tres años reside en León) no ha sido fácil. Se quedó huérfano de padre cuando apenas tenía un año, y ha conocido “la penuria y el trabajo alienante”.

“Mis fuentes, en lo que concierne al saber, a la vigilia de la sensibilidad y al acendramiento de la conciencia, son, permítaseme decirlo crudamente, de baja extracción”, aseguraba hoy el galardonado, quien sí cree que hay “un estado pasional del pensamiento nacido en la pobreza y servido por el infortunio”, una “cultura de la pobreza”, diferenciable de la que “prospera a partir de una situación privilegiada”.

“Dentro de esa cultura de la pobreza yo no soy más que un caso mínimo y ocasional. Mínimo, dentro del inmenso dolor planetario; ocasional, porque mi vida se ha hecho, finalmente, llevadera”, añadió Gamoneda, que, de niño, aprendió a leer en el único libro que había en su casa, un poemario escrito por su padre (Otra más alta vida), y que a los catorce años trabajaba cargando carbón en la caldera de un banco.

Y en esa “cultura de la pobreza, ¿quién soy yo al lado de un François Villon, de un César Vallejo o de un Miguel de Cervantes?”, se preguntó el escritor, seguido atentamente por los Reyes, por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y por la ministra de Cultura, Carmen Calvo, entre otras autoridades.

“Miguel de Cervantes, para permanecer en la vida, tenía que ofrecerse a la muerte, vender su sangre en el mercado de las grandes empresas negociadas a la contra entre los poderosos y extender su mano ante estos mismos mendigando auxilios”, dijo el poeta.

El autor del Quijote creía que no estaba dotado para la poesía y “hablaba con pesadumbre de 'la gracia que no quiso darme el cielo”. Sin embargo, “fue él quien encendió la poesía -digo la poesía- en el interior del discurso narrativo y dio cuerpo a las revelaciones quizá más bellas, más increíbles y ciertas, surgidas de la lengua española”, aseguró el autor de El libro del frío o Arden las pérdidas.

Ese “conocimiento vacilante” que tenía Cervantes de “la radical esencialidad poética” que hay en su obra prosística mayor, se corresponde, según Gamoneda, con el 'no saber sabiendo' de San Juan de la Cruz, otro escritor perteneciente a “la cultura de la pobreza”.

San Juan “creía que estaba hablando únicamente de la experiencia mística, pero también estaba definiendo, con una precisión hasta ahora insuperada, la experiencia poética”, afirmó el galardonado,

El poder anticipatorio que hay en el Quijote “consiste en la creación de claves liberadoras que, siglos después, serán activas en la obra poética (sigo insistiendo: 'poética') de un Kafka, de un Joyce, de un Faulkner y de otros muchos creadores importantes dentro y fuera de nuestra lengua”, subrayó el autor de Lápidas.

El pensamiento poético se diferencia de cualquier otro tipo de pensamiento “en que procede de lo Desconocido -de lo desconocido incluso por el propio poeta- y en que lo revela; en que realiza lo irreal; en que puede crear lo que no existía. (...) Una vez más, el 'no saber sabiendo' de Juan de Yepes”.

“Yo, en mi pequeñez, he argumentado en alguna ocasión 'que no sé lo que sé hasta que no me lo dicen mis propias y ya escritas palabras'. A Cervantes, en su grandeza, creo que le ocurría algo parecido”, subrayó.

Gamoneda aseguró que “la diferencia” entre los escritores que han padecido adversidades y los de clase acomodada “no es de grado cualitativo. ”Esta diferencia la procurará el talento“.

Pero toda poesía, añadió, es, “en su significación última, poesía social”, y, “ante los poderes injustos”, los escritores de origen acomodado podrán tener “ideología solidaria”. En los otros, “será una manifestación de su vida desafortunada: hablar desde el interior de la pobreza no es lo mismo que solidarizase con ella”.

Tampoco habrá ironía en la poesía de quienes no han tenido una vida fácil. El lenguaje de quienes se han acercado al conocimiento “de forma intuitiva y solitaria” será “un lenguaje poético y semánticamente subversivo”.

“El sufrimiento de causa social es nuestro sufrimiento, y penetra, en modo imprevisible, nuestra conciencia lingüística”, concluyó Gamoneda.

Un largo y cálido aplauso refrendó las palabras del poeta.

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