Fallece el poeta chileno Gonzalo Rojas a los 93 años
MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
El poeta chileno Gonzalo Rojas, galardonado con el Premio Cervantes en 2003, ha fallecido este lunes a los 93 años en su país natal.
Nacido en 1917 en Lebu, al sur de Chile, en el seno de una familia minera, se trasladó en 1926 con su madre y sus hermanos a Concepción.
En 1937 comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de Santiago de Chile y poco después formó parte del grupo surrealista Mandrágora, fundado por Braulio Arenas, Teófilo Cid y Enrique Gómez Correa.
En 1952 ganó por concurso las cátedras de Literatura Chilena y de Teoría Literaria del Departamento de Español de la Universidad de Concepción. A partir de 1958, organizó también los Congresos de Escritores en esta ciudad, reuniendo lo más granado de la literatura latinoamericana.
En 1970, Allende le nombró Consejero Cultural en China donde vivió la etapa anterior a la Revolución Cultural. En 1972 se trasladó a Cuba como Encargado de Negocios.
Tras la caída de Allende se vio forzado al exilio. En Alemania Oriental ocupó una cátedra en la Universidad de Rostock. En 1978, consiguió salir de la RDA y se trasladó con su mujer, y su hijo Gonzalo, a Caracas, contratado por la Universidad Simón Bolívar.
En 1979 obtuvo la beca Guggenheim y regresó Chile, en donde no se le abrieron las puertas de ninguna universidad, por lo que se instaló en las tierras de Chillán, cerca de su ciudad natal. Tras unos años como profesor en tierras norteamericanas, en 1991 fue designado profesor emérito de la Universidad de Concepción y se instaló definitivamente en Chile.
Además del Premio Cervantes, Gonzalo Rojas cuenta en su haber otros galardones como el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio Nacional de Literatura de Chile; el título de Ciudadano Ilustre de Valparaíso; el Premio José Hernández y el Premio Octavio Paz Poesía y Ensayo.
“MUNDANIZAR” EL MUNDO
Rojas ha asegurado en algunas de sus intervenciones que desde sus orígenes ha querido “mundanizar al pueblo”. Asimismo, decía que, desde niño, le ha caracterizado la “vibracidad y la velocidad”.
“Vine a Madrid en el año 1959 y siempre he sido un sagitariano condenado al vuelo y a la flecha”, declaró en una visita a la capital española. Sin embargo, se quitó mérito explicando: “Uno es un aprendiz desde el principio hasta el no principio”.