José María Pou alza el telón de la temporada del Cuyás con una arriesgada pero prometedora adaptación del clásico Moby Dick
El veterano actor José María Pou ha valorado al público que asiste en directo al teatro como “el gran poder” de ese arte, cuyo éxito depende de “la imaginación y la complicidad del espectador”, que puede hacerle ver cosas que ni siquiera están en escena pero se sugieren, según ha dicho.
Ejemplo de ello es un montaje que hizo tiempo atrás y en el que, con solo salir al escenario con un trozo de alfombra de césped artificial, sentarse sobre él y decir “qué buen día hace hoy”, conseguía que el público entendiera de inmediato que estaba en el campo sentado sobre la hierba, ha señalado.
La importancia del espectador para un espectáculo teatral es tal que este “no está terminado una vez estrenado”, sino que tiene que completarse luego durante su rodaje con la interacción del público y, de ser necesario, con las modificaciones que su respuesta aconseje llevar a cabo a los artistas, ha llegado a decir Pou.
Al presentar en una rueda de prensa que ha ofrecido en las Palmas de Gran Canaria dos funciones que pondrá en escena mañana y el sábado en el Teatro Cuyás de la capital isleña de la obra que protagoniza actualmente, “Moby Dick”, el acto ha destacado que eso es algo que la ha vuelto a suceder con este nuevo trabajo.
Una obra que estrenó a comienzos de año en Barcelona pero que “ha ido creciendo cada día” a medida que se ha ido representando merced al contacto con las personas que acuden a verla desde el patio de butacas, ha relatado el actor, que, además, ha expresado su convicción de que el espectáculo seguirá evolucionando a lo largo del tiempo que permanezca en cartel, que, de momento, está previsto que sea todavía un año más, como mínimo.
Como protagonista absoluto del montaje, donde interpreta al mítico capitán Ahab creado por el escritor Herman Melville, José María Pou ha valorado, en todo caso, la calidad de la versión de ese clásico de la literatura que se ha preparado para la ocasión.
Ya que ha sido preciso extractar “un libro de mil páginas muy denso y complejo”, ha destacado el actor, que, pese a todo, ha reiterado su satisfacción por el resultado conseguido.
Puesto que, aunque sin posibilidad de recrear sobre las tablas de un teatro los paisajes marinos en que transcurre la historia de “Moby Dick”, sí que ha logrado que el público se traslade mentalmente hasta ellos y que, al tiempo, se introduzca en las “obsesiones” de Ahab.
Un capitán de barco que, aunque persigue a la ballena que lo dejó sin una pierna aduciendo que el animal es la encarnación del mal y que él lucha por el bien, en realidad es “un hombre absolutamente obsesionado” que embarca a sus tripulantes en una aventura incierta, sin preocuparse de su destino, “para conseguir exclusivamente la satisfacción de una venganza personal”, ha sostenido.
Y ha opinado que, desde esa perspectiva, el personaje creado por Melville es imagen de “muchos grandes líderes que a lo largo de la historia han arrastrado a la gente por su interés personal”.
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