Pedazos de realidad
La muestra resume en cinco esculturas y siete pinturas el universo artístico de este joven que vuelve a la tierra que le vio nacer de la mano del galerista Manuel Ojeda con el que trabaja desde hace cuatro años. “Nací en Las Palmas de Gran Canaria pero me he criado en Murcia y desde hace un año vivo aquí”, recuerda.
La obra de Celdrán alcanza el realismo extremo. Sus excelentes manos artesanas consiguen capturar la realidad como un objetivo fotográfico. Hay que acercarse demasiado a sus pinturas para comprobar que son eso, que están construidas a base de pinceladas o de trazos de lápiz. Pese a esa perfección, Celdrán asegura que huye del hiperrealismo casi fotográfico. “Me interesa que la pintura tenga textura”.
La maestría que alcanza en sus pinturas no se pierde en sus esculturas. Construidas sobre un solo bloque de piedra o sobre madera simulan cartón, papel o piel de naranja. La creación de cada una de sus obras sigue un proceso largo y complicado que lleva meses de faena. “Es un trabajo muy íntimo de reclusión”, cuenta. Esa laboriosidad explica que pese a sus intensas jornadas en el taller sólo salgan de él entre diez y doce piezas anuales.
Celdrán huye de la belleza al uso. Detrás de sus botellas de vidrio vacías, bidones de gasolina rumbientos, ruedas de automóvil viejas, ropa tendida y vertederos de repletos de desechos el autor busca el ámbito emocional de los visible. “Exploro el mundo visible en toda su amplitud, busco las emociones asociadas al objeto”.
Pese a que la temática de buena parte de su obra haga pensar en la vocación social del autor Celdrán asegura que no entiende su arte como denuncia sino como reflexión.
El grancanario presenta en la Fundación Mapfre Guanarteme sus obras más recientes, todas -excepto una- vendidas y prestadas de forma temporal para esta muestra que el próximo mes se exhibirá en La Laguna.
La exposición descubre a un artista apasionado que detiene el instante y atrapa la vida misma en sus cuadros.