La fragilidad eléctrica persiste en las Islas pese a bajar los apagones un 25%
Delta
El director de REE en Canarias, Santiago Marín, atribuyó la reducción de los incidentes a los esfuerzos por mejorar las infraestructuras por parte de la Consejería de Industria, Comercio y Nuevas Tecnologias del Gobierno de Canarias, Unelco-Endesa y de la propia empresa encargada de gestionar y controlar el sistema, en funcionamiento real en las Islas desde abril del pasado año tras la aprobación de las ordenes ministeriales sobre las redes extrapeninsulares en el marco de la liberalización del sector. A pesar de la persistencia de riesgos, fundamentalmente en el ámbito del transporte de la energía, Santiago Marín subrayó “la calidad en términos de continuidad” del sistema eléctrico canario.
En este contexto, el directivo de REE, que no prevé adquirir la propiedad de las redes de transporte de Unelco a corto plazo, matizó que el riesgo de colapso energético en diversas zonas del Archipiélago se sitúa en niveles “muy altos, aunque no se materializan”, por las propias características del sistema isleño, aislamiento y escasez de redes alternativas. Más concretamente, Marín enumeró como áreas más frágiles el sur de Tenerife, en vías de solución con el inicio de las obras de la red de alta tensión alternativa a la proyectada y rechazada a través de Vilaflor; en el sur de Lanzarote y Fuerteventura, únicas islas interconectadas y pendientes de la construcción de un doble circuito para paliar su linealidad, y el norte de Gran Canaria, con retrasos en la repotenciación y el doble circuito previsto con la alternativa de generación auxiliar temporal en Arucas y Guía.
En cualquier caso, desde REE recordaron el superior crecimiento de la demanda eléctrica en Canarias con respecto al conjunto de España, con un alza del 4,7% (hasta 8.891 GWh) frente al 2,5% en los dos últimos años. La producción energética en el Archipiélago continúa concentrada en la generación térmica, a través de la combustión de fuel-oil (39%), gas-oil en ciclos combinados (22%) y en turbinas (8%) o los motores de combustión interna (22%), frente a las energías renovables, como la eólica (4%) o el resto del régimen especial (5%).