Los 27 pactan una reforma del mercado de las hortalizas para evitar una crisis
El Consejo de ministros aprobó, por unanimidad y tras dos días de negociación, la reforma de la Organización Común de Mercado (OCM) hortofrutícola, que tiene como novedades el cambio en las ayudas y el compromiso de poner en marcha apoyos para que los productores se vean protegidos de problemas como las caídas de precios o el clima. En contra de lo que ocurre habitualmente en las negociaciones agrícolas de la UE, la recta final de la discusión sobre la OCM de frutas y hortalizas se produjo sin tensiones y con ofertas de la Comisión Europea (CE) en las que ya se vislumbraban concesiones a las peticiones españolas y de otros países.
España es el primer interesado en esta reforma, pues afecta a uno de cada tres de sus agricultores o al 34% de la producción nacional; además es el primer productor comunitario de frutas y hortalizas, con una facturación anual de 14.500 millones de euros.
Un consenso “equilibrado”
La reforma pactada este martes, que entrará en vigor en 2008, se caracteriza por una lista numerosa de medidas y “la libertad para que sean prácticamente los Estados miembros” quienes gestionen el sector, afirmó la comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel. Fischer Boel recalcó que se trata de un acuerdo “equilibrado” con incentivos para que se concentren los productores y medidas “que ayudarán en tiempo de crisis”.
Sin embargo, el pacto de este martes no supone cambios presupuestarios, sino ajustes para que los fondos sean más eficaces. El presupuesto para la OCM (en torno a 1.500 millones de euros en toda la UE) no variará.
España recibió en 2005 una media de 486 millones de euros para frutas y hortalizas; 130 millones de euros para cofinanciar inversiones y 160 millones para ayudas e industria (unos 90 para cítricos y 60 para el tomate); este porcentaje cambia cada año según el gasto y los programas. El aspecto central de la OCM es la transformación de las actuales ayudas directas, que sólo se daban a la producción entregada industria, por un pago por superficie o por hectárea, independientemente del volumen declarado.
La nueva ayuda será para explotaciones que cultiven tanto para fresco como para industria, frente al régimen actual que establecía un complejo sistema de cupos y de límites para las producciones que el agricultor entregaba a la transformación.
Plazo de transición
Un punto clave de la negociación ha sido el plazo de transición que la UE estará dispuesta a admitir antes de que todas las subvenciones sean totalmente convertidas en un apoyo por hectárea.
En el tomate, durante cuatro años se podrá mantener hasta un 50% de la ayuda ligada a la producción y en frutales, habrá un período transitorio de cinco años -en los tres primeros se permite que el 100% de la ayuda no varíe y en los dos restantes, el 75%. España reclamó durante toda la negociación de la OCM medidas transitorias especialmente para los cítricos, argumentando que cabía el riesgo de dejar a las industrias desabastecidas, con el nuevo régimen, si bien ahora el Gobierno decidirá con las autonomías como se aplican esas concesiones transitorias.
Por otro lado, la reforma incluye medidas para la gestión de crisis, tanto desde las Organizaciones de Productores (OP) como para los agricultores no asociados, aunque en este caso serían limitadas, se otorgarían a través de ayudas estatales y con menos dinero que en el caso de las OP. Al hablar del sector hortofrutícola, la OP es la figura en la que la UE centra el deseo de concentrar a los productores, para poder afrontar así retos como la competencia o el dominio de las grandes cadenas de la distribución.
Los programas que realizan las OP para inversiones tienen cofinanciación del 50% por parte de la UE y con la reforma se elevará al 60% en algunos casos, como por ejemplo para Canarias, para el fomento de agricultura ecológica o para promover el consumo. El acuerdo de este martes prevé medidas para fomentar la ingesta de frutas y verduras.