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''Lo siento, no podemos concederle su hipoteca''

Entre este anuncio: Varón de 26 años, mozo de carga con sueldo de 900 euros/mes, responsable, bueno y trabajador, precisa hipoteca para comprar su casa. La Laguna“, y este otro: ”Mujer de 33 años, médico de profesión con contrato de interinidad y sueldo entre 3.500-4.000 euros/mes necesita banco para hipotecar su vivienda. Tengo 60.000 ahorrados. Ya he dado una entrada de 30.000 euros. Santa Cruz de Tenerife“, apenas hay un año y medio de diferencia.

La odisea comenzó cuando se propuso sumergirse en la compra de una casa este año. Alicia, una ciudadana cualquiera de Santa Cruz de Tenerife, médico de profesión, necesitaba una hipoteca para su futura vivienda. Como una más, acudió al banco con 60.000 euros ahorrados y con el respaldo de contar con un empleo interino remunerado con casi 4.000 euros al mes. La respuesta que encontraba una y otra vez era siempre la misma: “Lo siento, señorita, no podemos concederle su hipoteca”.

“Estuve un mes y medio buscando un banco. Fue estresante. Pensé que iba a perder los cinco millones (de pesetas) que había dado para la entrada, no me concedían la hipoteca por ningún lado”, con estas palabras define su experiencia la joven.

Tan solo un año y medio antes, Álvaro, trabajador en un almacén de La Laguna, había acudido al mismo banco para hipotecar su nuevo piso. Su aval, un sueldo de 900 euros al mes y sus buenas intenciones. “Le aseguro que soy responsable, bueno y trabajador”. Fue suficiente.

Apenas han transcurrido dos años, pero los números hablan por sí mismos. Es obvio que la situación económica ha dado un giro de 180 grados. Aún así, la conocida como 'crisis del ladrillo' no sólo está afectando a los consumidores, máximos damnificados de las turbulencias del negocio hipotecario, también a constructores, promotores, inmobiliarias y a bancos y cajas.

Según números oficiales del Gobierno del Estado, la venta de viviendas se ha reducido casi un 20 por cien en nuestro país con respecto a años anteriores. En concreto, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife en un año y medio se ha registrado una caída de casi dos mil unidades. Se ha pasado de 5.787 ? en el último trimestre de 2006 ? a 3.370 viviendas vendidas en los primeros meses de 2008.

''La Banca ha cerrado el grifo''

Pero en esta provincia, desde el sector inmobiliario apuntan que los números oficiales no corresponden con los reales y, además, certifican que muchas inmobiliarias se han visto obligadas a cerrar sus puertas. “En cuanto a la vivienda, si hablamos con un promotor dirá que las ventas han bajado en torno a un 70 por ciento con respecto al año pasado, y a su vez en 2007 ya había bajado un 20 por ciento al anterior. La situación es alarmante”, comenta el propietario de la 'Inmobiliaria Oasis' en Santa Cruz de Tenerife, Juan Amigó.

“Nosotros hemos bajado en el último semestre cerca de un 56 por ciento de ventas. Antes teníamos 11 oficinas en toda la isla y ahora 3. Han cerrado muchas inmobiliarias y no me atrevo a dar una cifra, pero alrededor de nosotros ya no hay ninguna”, apostilla Andrés de la Vega, de la Inmobiliaria CrediSiete en la capital tinerfeña.

Sin embargo, el sector inmobiliario en la provincia de Santa Cruz de Tenerife tiene claro quién es el gran culpable del descenso de las ventas y no duda en señalarlo con el dedo: la Banca, que ? dicen ? “ha cerrado el grifo”.

Desde este sector se quejan de que los bancos comenzaron a ofrecer una serie de productos atípicos, que consistían en hipotecas con plazos de hasta 40 años en la que se concedía más del 100% del valor de tasación. “Los bancos ahora no dan más del 80%. Esta norma se debería haber mantenido siempre y no la de hoy le dejo a todo el mundo y mañana no le dejo a casi nadie”, señala Amigó.

Ante estas acusaciones, la banca se apoya en que los créditos no se dan “con tanta alegría” porque el aumento de la tasa de desempleo y de los niveles de morosidad ha creado un clima de incertidumbre. Para el presidente en la comunidad canaria de la Asociación de Usuarios de Servicios Financieros (Ausbanc), Jerónimo Barrera, “la banca no puede prestar dinero, primero, porque no lo tiene, y segundo, porque no tiene garantías de que se lo vayan a devolver. Por este motivo, está bastante cautelosa”.

Aún así, Barrera sostiene que “si la banca tiene garantías suficientes y tiene dinero ya no va conceder el 100 o el 120%, porque ha bajado para eliminar riesgos. En la actualidad, tiene como norma dar un 70 o 80%. Lo que no puede es prestar un 100% de esa garantía hipotecaria porque puede resultar insuficiente debido a la inestabilidad económica que está viviendo el país”.

Además, el presidente de Ausbanc considera que las inmobiliarias no deben lamentar la situación puesto que se “han enriquecido con la apertura desmesurada del grifo”. Igualmente añade que estas empresas “se hicieron ricas con un 'bum' que no podía mantenerse, porque estaban cometiendo un auténtico abuso”.

En relación con esto, desde la perspectiva académica el profesor de la Universidad de La Laguna (ULL) experto en 'Valoraciones inmobiliarias', José Antonio Valbuena, entiende que el sector inmobiliario se ha movido prácticamente gracias a las facilidades que han ofrecido los bancos, “si no hubiese sido por éstos ese 'bum' no se hubiese experimentado”, matiza.

Otras propuestas

La dilación del incremento de ventas en el sector inmobiliario ha llevado a que nazcan otras propuestas para solventar la situación. Según empresas de este negocio, los clientes no han abandonado su deseo de seguir comprando, pero el problema radica en que “los bancos no conceden los créditos”.

El director de la Inmobiliaria Diamante en Santa Cruz de Tenerife, Luis Rodríguez, propone que “así como en EEUU el Gobierno ha inyectado dinero a los bancos, por qué no hacer lo mismo aquí”, se pregunta. “Hay 'hipotecas de alto riesgo' que cubren del 80 al 100. Ese 20 por ciento está en el Banco de España. Hay compradores que con un impulso podría salir adelante”.

No obstante, Jerónimo Barrera responde que “el momento actual no lo puede subsanar el Banco de España, que ha hecho muy mal sus deberes, puesto que tenía que haber sido un organismo fiscalizador y controlador de cómo prestaba el dinero la banca”.

Alicia sólo fue una 'víctima' entre tantas de lo evidente. Una 'mártir' de una muerte anunciada, la de una situación económica insostenible que ? se sabía ? de caída inevitable. Todo comenzó cuando escuchó: “Lo siento, no podemos concederle su hipoteca”. Hoy, la pesadilla continúa para otros.

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