Los obispos se ponen a disposición de Rajoy
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio María Rouco Varela, ha ofrecido la “específica y humilde” colaboración de los obispos españoles a los nuevos gobernantes y les ha deseado, “en estos tiempos difíciles, acierto, serenidad y espíritu de servicio en su noble y decisiva tarea”.
“Como siempre hace la Iglesia con los gobernantes, les ofrecemos el apoyo espiritual de nuestras oraciones y las de todos los católicos”, ha dicho durante el discurso inaugural de la XCVIII Asamblea Plenaria de la CEE.
En este sentido, Rouco Varela ha puesto como ejemplo la “modélica cooperación” de todas las instancias concernidas del Estado, de uno u otro color político, entre ellas y con diversos sectores de la sociedad -no solo con la Iglesia-, puesta de manifiesto con ocasión de llevar a buen puerto la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). “Ojalá que pueda repetirse en el futuro, no solo para ocasiones extraordinarias, sino también en la vida de cada día”, ha deseado.
En este sentido, ha recordado algunas de las palabras del Pontífice durante su visita en agosto a Madrid, en las que definió a España como una “gran nación” que “sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica” y subrayó el “afán de superación de los españoles” en los momentos difíciles. “Ese progreso es el que, con el Papa, los obispos españoles deseamos para nuestra patria y por el que rogamos a Dios”, ha destacado.
Corrupción y aborto
Por otro lado, Rouco Varela ha achacado la “gravísima crisis económica” a la “pérdida de valores morales, que va de la mano del relativismo y del olvido de Dios y de su santa Ley”. Las consecuencias de esta pérdida, según ha destacado, son “la corrupción política y económica, la codicia, la búsqueda del propio interés a toda costa, el menosprecio de la vida humana mediante políticas y conductas abortistas y antinatalistas, la desprotección y la disolución institucional del matrimonio y de la familia, la instrumentalización y el deterioro de la educación”.
“Todo ello no puede conducir más que a situaciones sociales y económicas muy delicadas”, ha subrayado al tiempo que ha recalcado que los jóvenes son los más afectados por ese “trasfondo de relativismo moral, de escepticismo espiritual y religioso y de concepción egocéntrica e individualista del ser humano y de la vida, que tanto daño les causa a ellos mismos y al conjunto de la sociedad”.