Rediseñando la longevidad: la revolución de la cuarta edad
En un mundo donde la esperanza de vida se alarga y las posibilidades se expanden, surge una revolución en la forma en que vemos el envejecimiento. La antigua estructura de tres etapas: formación, vida laboral y jubilación, está siendo desafiada por la aparición de una cuarta etapa, la “cuarta edad”.
A medida que las personas alcanzan edades entre los 50 y los 70 años están redefiniendo lo que significa ser mayor. Este nuevo enfoque reconoce que la edad biológica no siempre se alinea con la edad cronológica y que las personas pueden mantenerse activas, involucradas y productivas.
Con la expectativa de vida promedio llegando a los 90 años, la idea de la jubilación pasiva y la decadencia en la calidad de vida está siendo reemplazada por la búsqueda de una vejez más vibrante y enérgica. Las personas mayores de hoy en día experimentan una mayor calidad de vida y tienen ambiciones para las décadas que se avecinan.
Este cambio en la mentalidad está influyendo la manera en que consumen, sueñan y planifican sus vidas laborales y personales. Además, la tecnología y la digitalización están abriendo nuevas oportunidades para mantenerse activos y comprometidos.
La noción de una “sociedad envejecida” está siendo desafiada por esta cuarta edad dinámica y maleable. Se está reconociendo la importancia de diferenciar entre las personas mayores que experimentan signos agudos de envejecimiento y aquellas que aún pueden contribuir significativamente en diversos ámbitos. Este cambio en la percepción está dando lugar a un aumento en la demanda de oportunidades laborales y roles que permitan a los adultos mayores mantenerse activos y comprometidos.
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