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Conservadores y liberales retoman las conversaciones

El Partido Conservador y el Liberaldemócrata retoman este lunes por la mañana las conversaciones para intentar sellar un acuerdo de colaboración en el futuro Gobierno británico, tras la reunión celebrada este fin de semana entre los equipos negociadores y las dos entrevistas privadas mantenidas ya por los líderes.

Desde que las elecciones del 6 de mayo dejasen un panorama sin hegemonías por primera vez en 36 años, ambos partidos han asumido un proceso que acabaría con el desalojo de Gordon Brown de Downing Street y una alternancia de poder tras 13 años consecutivos de dominio laborista.

No obstante, cuatro días después, los ciudadanos ignoran todavía quién será su próximo primer ministro, a la espera de que los interlocutores definan una fórmula de colaboración que dependerá en gran medida de las coincidencias en la agenda programática.

Las partes permanecieron ayer concentradas casi siete horas, tras las que informaron a David Cameron y Nick Clegg de los progresos, una actualización a la que siguió un breve encuentro entre ambos en Westminster, el segundo tras el protagonizado el sábado en dependencias oficiales y que suponía su primer cara a cara desde la contienda electoral.

Los avances, según explicaron las comisiones se centraron, principalmente, en el compromiso de establecer un plan económico “creíble” para atacar el agujero presupuestario y evaluar las “reformas políticas” en agenda, especialmente la revisión de modelo electoral vigente que la tercera fuerza presenta como condición fundamental y a la que sus interlocutores se muestran reacios.

Conscientes de que el acuerdo definitivo no se produciría antes de este lunes, los partidos se fijaron el objetivo de mandar un mensaje de tranquilidad para la apertura de los mercados, que esperan hoy conclusiones para evitar que la incertidumbre golpee a la economía. Por el momento, sobre la mesa estarían las propuestas en común de ambas formaciones y, más importante, el modelo de colaboración.

Opciones

Por una parte, estaría la coalición formal, que implicaría integración programática y una agenda común y que podría incomodar más a las bases más tradicionales de los 'tories'. Sin embargo, hay una alternativa, basada en un acuerdo de confianza que garantizase a los conservadores la estabilidad para cuestiones clave como la aprobación de los presupuestos o las perspectivas legislativas de cada año que se dan a conocer en el tradicional Discurso de la Reina.

Gran parte dependerá de la presión que Clegg aplique a la demanda de la reforma electoral, una cuestión que, según encuestas publicadas este domingo, importa a la mayoría del electorado, que reclama una traducción más proporcional de los votos en el Parlamento. La presión ha aumentado para el líder, que el pasado sábado vio a miles de manifestantes aprovechando una reunión de su partido para demandarle que no olvidase su promesa.

Aún así, el líder liberaldemócrata ha tenido oportunidad ya de verse también con Gordon Brown en una breve entrevista celebrada en la sede del Ministerio de Exteriores, en la que el primer ministro le habría reiterado su oferta de diálogo en caso de que las conversaciones con los conservadores finalmente fracasen. De hecho, el diario 'The Guardian', que durante la campaña se posicionó a favor de Clegg, informa esta mañana de que éste se habría marcado un plazo de 24 horas que, de superarse, lo llevaría a negociar con el partido de Gobierno.

En cualquier caso, por el momento, Brown continúa como primer ministro, en cumplimiento con el rol que constitucionalmente tiene atribuido de mantenerse en el cargo hasta que quede garantizado un Gobierno estable.

Sin embargo, su posición es delicada. A pesar del avance en el entendimiento entre los otros dos, como líder laborista todavía aspira a mantener a los suyos en el poder, a partir de una alianza con la tercera fuerza que, con todo, necesitaría del apoyo de otras formaciones minoritarias. Los 258 asientos con los que cuenta en el Parlamento no obtendrían la hegemonía con los 57 de los de Clegg.

Una alternativa propuesta desde Escocia

No obstante, paralelamente ha surgido ya una corriente para establecer una multialianza progresista en Westminster, una idea capitaneada por el Partido Nacionalista Escocés que contaría con el visto bueno de otros grupos menores como los nacionalistas escoceses y la posibilidad de integrar a alguno de los unionistas del Ulster. El objetivo primordial de este pacto de contingencia sería, precisamente, la gran demanda de Clegg: la reforma electoral.

Por el momento, el premier mantiene la incógnita sobre su futuro, si bien en un correo electrónico remitido a los simpatizantes de su partido para agradecer su implicación en los comicios asegura que su “resolución no ha cambiado, ni cambiará”. “Prometí hacer todo lo que esté a mi alcance para asegurar la recuperación y continuaré luchando para asegurar un futuro más justo para todos”, aseguró, en lo que se ha interpretado como una declaración de su intención de, por el momento, no dimitir.

Brown continúa aferrándose a su posición constitucional y, por ahora, la mayoría de su grupo, aunque con excepciones, cierra filas en torno al él, pero una oscura cláusula de sus estatutos recoge que si un mandatario queda invalidado “por la razón que sea”, su Gabinete tiene poder para nombrar un sucesor temporal.

Además, el primer secretario de Estado, Peter Mandelson, considerado su mano derecha desde que lo recuperase para la política doméstica en octubre de 2008, tras una trayectoria de desencuentros, ha asegurado ya que Brown podría irse “en un determinado momento”. Algunos diputados han dado por hecho públicamente el acuerdo entre David Cameron y Nick Clegg y ya ha surgido la primera voz que asegura que, con Brown al frente, el acercamiento a la tercera fuerza se complica.

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