Los cooperantes encuentran un ''duro'' panorama en Japón
Los equipos de rescate japoneses y de otros países están ya trabajando en las zonas más afectadas por el terremoto y posterior tsunami que sacudió el viernes la costa nororiental de Japón, donde se han levantado varios hospitales de campaña. Además, cientos de voluntarios japoneses, incluidos varios científicos nucleares, trabajan ya en las zonas afectadas.
“Este es un país que, lamentablemente, tiene mucha experiencia en esto, pero todos podemos ver la escala de la devastación”, ha afirmado la coordinadora de Ayuda de Emergencia de la ONU, Valerie Amos, en declaraciones a la cadena Sky News. “Estoy recibiendo información de que en muchas partes del país incluso los equipos de rescate del Ejército japonés no están pudiendo llegar a los lugares afectados por temor a las réplicas”, dijo.
También están ya sobre el terreno en Sendai, una de las ciudades más afectadas por el seísmo, varios equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF), desde donde han descrito un “duro” panorama. “Aunque la situación sanitaria en Sendai parece estar bajo control, la población tiene necesidades”, ha señalado la coordinadora de evaluación de MSF, Mikoko Dotsu.
“En este momento, hay muy poco suministro eléctrico y ningún suministro de agua. La gente necesita alimentos, mantas y agua. Estas necesidades son mayores que las sanitarias en este momento”, dijo.
En el ámbito internacional, aproximadamente 70 países han ofrecido su ayuda a Japón en forma de material o a través del envío de equipos especializados, según la ONU, con casos especialmente destacados como el de China, tradicional rival de Japón, que ha enviado a un equipo de rescate de 15 personas y 15 toneladas de ayuda.
En total son una docena de países como Australia, China o Estados Unidos los que han enviado equipos de rescate a Japón. Otros 17 equipos de distintos países, incluido uno israelí, están a la espera de poder entrar en acción.
Incluso la ciudad de Kandahar, en Afganistán, ha anunciado la donación de 50.000 dólares para los “hermanos y hermanas” de Japón. “Sé que 50.000 dólares no es mucho dinero para un país como Japón, pero es una muestra de aprecio del pueblo de Kandahar”, ha declarado el alcalde de la ciudad, Ghulam Haidar Hamidi.
Desde Pakistán, el primer ministro Yusuf Raza Gilani también ha ofrecido su colaboración. “He escrito una carta para ofrecerles, si los necesitan, hospitales de campaña y cualquier asistencia que podamos ofrecer”, dijo.
Dificultades
Las labores de ayuda y rescate a las víctimas del terremoto y el tsunami de Japón se están viendo dificultadas por la constante situación de crisis que se vive en el país asiático entre réplicas del seísmo, alertas nucleares y multitud de focos de incendio declarados en la costa nororiental, la zona más próxima al epicentro del seísmo. En la tarde del domingo Naciones Unidas había recibido confirmación oficial de 1.600 muertos, 1.419 heridos, más de 10.000 desaparecidos y 380.000 evacuados.
Más de 7.500 edificios de las prefecturas de Sendai e Iwate se encuentran completamente destruidos, junto con 465 carreteras, 43 puentes y siete líneas de ferrocarril, que se suman a las más de 11.000 viviendas y estructuras dañadas en ambas provincias.
La ONU todavía no ha cuantificado los daños en una tercera prefectura, Miyagi -la más afectada por el seísmo-, pero ya ha expresado su grave preocupación por los 10.000 residentes de la ciudad de Minamisanriku, que están desaparecidos y presumiblemente muertos, según la Policía nipona.
Más de 2,6 millones de hogares carecen de electricidad y 3,2 millones de personas se están quedando sin suministro de gas en un momento en el que el invierno japonés desciende a temperaturas de un grado centrígrado. Además, 1,4 millones de personas no tienen acceso a agua potable. Los hospitales, no obstante, están aceptando bien la llegada de pacientes y 145 de 170 de las instalaciones médicas de emergencia funcionan “a pleno rendimiento”.