Declaran culpable del asesinato del supremacista Terre'Blanche a uno de sus jornaleros
MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Un tribunal de la ciudad sudafricana de Ventersdorp ha declarado este martes culpable del asesinato del líder supremacista blanco Eugene Terre'Blanche a uno de los trabajadores negros de su granja, Chris Mahlangu.
Los hechos se remontan a abril de 2010, fecha en la que Terre'Blanche, cofundador del ultraderechista Movimiento de Resistencia Afrikaner (AWB), fue golpeado hasta la muerte en su vivienda de Ventersdorp, una comunidad agrícola situada 125 kilómetros al oeste de Johannesburgo.
Junto a Mahlangu, de 29 años, en el proceso también se ha analizado la responsabilidad en el crimen de un segundo hombre, Patrick Ndlovu, de 18 años y que, por tanto, cuando ocurrieron los hechos era menor de edad. Ndlovu finalmente ha sido considerado culpable de asaltar la vivienda de Terre'Blanche.
Ambos hombres se habían declarado inocentes de los cargos de asesinato, allanamiento de morada y asalto con agravantes. Sin embargo, en el caso de Mahlangu sus argumentos giraron en torno al eximente de defensa propia, mientras que Ndlovu negó directamente cualquier implicación en el crimen.
El mes pasado, el juez John Horn determinó que la mayoría de las pruebas en contra del adolescente carecían de validez porque la Policía incumplió la ley de protección de menores durante sus pesquisas. Horn también negó durante el proceso que Terre'Blanche sodomizase a uno de sus supuestos asesinos, algo que puso en duda por ser revelado sólo en la parte final del proceso.
Decenas de simpatizantes del AWB se han reunido este martes junto al tribunal en recuerdo de Terre'Blanche, que llegó a pasar tres años en prisión --entre 2001 y 2004-- por agredir a un ciudadano negro a quien estuvo a punto de causarle la muerte. En el momento de su muerte, tenía 71 años.
Cerca de esta protesta, defensores de los dos trabajadores negros se congregaron para reivindicar su inocencia y, entre otros gestos, cantar canciones contra el apartheid, según informa el periódico británico 'The Guardian'.
La Policía estableció cordones de seguridad para separar ambas concentraciones y evitar posibles enfrentamientos.