La ejecución de Ramadán coincide con el cuarto aniversario de la guerra en Irak

El ex vicepresidente iraquí Taha Yasín Ramadán fue ahorcado antes del amanecer del martes, justo cuando se cumplían cuatro años del comienzo de la invasión de Irak por tropas estadounidenses y británicas. Mientras, al menos cinco personas murieron y 17 resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en el centro de Bagdad, informaron fuentes policiales iraquíes.

El cuerpo de Ramadán fue enterrado en Auya junto al de Sadam Husein, el hombre al que sirvió fielmente durante la mayoría de sus 69 años de vida. Ramadán se convierte así en el cuarto dirigente del régimen depuesto en ser enviado a la horca, todos ellos por el caso Duyail y pese a las numerosas peticiones internacionales para que el Gobierno no aplicase la pena máxima sobre los condenados.

Contrariamente a las ejecuciones de Sadam Husein, Barzán al Tikriti y Awad al Bandar, en esta ocasión se han filtrado muy pocos detalles sobre el momento del ahorcamiento. Según sus abogados, Ramadán, que permanecía hasta el pasado lunes bajo custodia de las tropas estadounidenses en una prisión junto al Aeropuerto Internacional de Bagdad, fue entregado a las autoridades iraquíes horas antes de su ejecución, que tuvo lugar en otra cárcel del barrio de Kazimiya, un local usado en tiempos de Sadam como centro de espionaje.

Fuentes gubernamentales que pidieron el anonimato dijeron que Ramadán parecía asustado y que, como Sadam, pronunció la shahada (“No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”) antes de morir. El Gobierno iraquí parece haber tomado todas las precauciones para evitar la difusión de imágenes del ahorcamiento, después de que las relativas a Sadam causaran indignación dentro y fuera de Irak.

Envuelto con la bandera

El ahorcamiento de Ramadán, número tres en la jerarquía del régimen de Sadam, coincide con el cuarto aniversario de la invasión del país, y los observadores dudan de que contribuya a mejorar las perspectivas de reconciliación entre los chiíes que dominan las instituciones y la minoría suní.

Ramadán, que era de etnia kurda, se identificó completamente con los suníes que ocuparon el poder en época de Sadam, y nunca ejerció de kurdo ni comulgó con los separatistas o autonomistas de esta región del norte iraquí. Tan es así que pidió ser enterrado junto a Sadam, en el mismo panteón en el que el ex dictador yace en la localidad de Auya, al norte de Tikrit (capital de la provincia de Salahedín), según confirmó su hijo Ahmed.

El cuerpo de Ramadán, envuelto con la bandera de Irak, fue enterrado en la aldea de Auya, localidad natal de Sadam, tras una ceremonia fúnebre en las que participaron alrededor de 1.500 personas, precisó una fuente que declinó identificarse. Según su relato, el cadáver del ex responsable iraquí fue trasladado a ese pueblo en una caravana de coches policiales desde la ciudad de Tikrit, a donde llegó el cuerpo desde Bagdad en un helicóptero estadounidense.

Los restos mortales fueron acompañados por Badr Awad al Bandar, uno del los abogados del equipo de su defensa en el juicio que lo condenó a muerte, explicó la fuente. El general de brigada Yasem Mohamed, subcomandante de la policía de la provincia de Salahedin, de la que Tikrit es su capital, y de la que Auya se ubica a 10 kilómetros, dijo anteriormente que “el gobierno de Salahedín ha sido informado de que el cuerpo de Ramadán llegará a una base militar cerca de Tikrit en un helicóptero norteamericano”.

Por su parte, Sheikh Ali al Nada, jefe de la tribu de Bu Naser a la que perteneció Sadam afirmó que “la hija mayor de Sadam, Raghad, ha dado el permiso para enterrar a Ramadán en el mismo sitio que su padre”. En ese lugar, también se encuentran los cuerpos de los dos hijos del ex presidente iraquí, Udai y Qusai, su nieto Mustafa, su hermanastro Barzán Ibrahim Al Hasan y el jefe del tribunal revolucionario Awad Al Bandar, que envió a la horca a 148 chiíes en 1982 por encontrarlos culpables del intento de asesinato de Sadam Husein.

Ramadán, que fue el número tres del régimen de Sadam Husein, fue declarado culpable por el llamado caso Duyail por la muerte de 148 chiíes en la localidad de Duyail en 1982 y que fueron procesados en juicios sumarísimos por su participación en un intento frustrado de asesinato del entonces presidente Sadam Husein. Durante su proceso, Ramadán se declaró en todo momento inocente y negó cualquier implicación en ese caso.

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