Fidel Castro celebra su 82 cumpleaños, tercero desde que enfermó
El líder cubano Fidel Castro celebra este miércoles su 82 cumpleaños, el tercero desde que en julio de 2006 fue llevado al quirófano por una enfermedad intestinal que le impide aparecer en público y lo mantiene alejado del ejercicio cotidiano del poder.
Medios oficiales recuerdan desde hace días la fecha -el semanario Tribuna de La Habana le dedicó la portada el domingo-, las Fuerzas Armadas celebraron el sábado una gala en su honor y la Federación de Mujeres programó por el cumpleaños “jornadas de trabajo voluntario en la agricultura”.
Aunque dejó la Presidencia y la jefatura militar a su hermano Raúl Castro, de 77 años, él sigue siendo líder indiscutible de la revolución de 1959, que cumplirá medio siglo el próximo 1 de enero, y mantiene una notoria influencia sobre el gobierno y los once millones de cubanos.
Circulan muchas versiones diferentes en la mayor isla de las Antillas sobre la magnitud y el alcance de esa influencia, desde las que aseguran que el actual presidente no mueve una pestaña sin permiso del líder, hasta las que dicen que éste ya está totalmente apartado del poder.
Raúl Castro, por décadas primer vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas, reitera que Fidel es aún el líder y que le consulta decisiones y discursos.
La cesión de poderes fue paulatina: el general Castro asumió la jefatura del Estado primero como interino, el 31 de julio de 2006, y luego como titular, el 24 de febrero pasado, cuando fue elegido por la Asamblea Nacional.
Fidel Castro, que ejerció el poder durante 49 años y 55 días, es todavía primer secretario del Partido Comunista, el único permitido en la isla y cuya primacía sobre el Estado y la sociedad figura en la constitución.
Además, ejerce aún su “autoridad moral” -son sus palabras- mediante frecuentes artículos de opinión titulados “Reflexiones”, la mayoría publicados por todos los medios de prensa, pero algunos sólo en sitios de Internet a los que la gran mayoría de los cubanos no tienen acceso.
Hijo de inmigrante gallego convertido en hacendado a la sombra de multinacionales norteamericanas, Fidel Alejandro Castro Ruz fue reconocido por su padre, Ángel, cuando ya era adolescente, dicen sus biógrafos.
De la escuela pública de Birán, pueblo pobre del oriente cubano donde nació el 13 de agosto de 1926, pasó a estudiar en colegios religiosos de la capital junto con los hijos de las familias acomodadas de aquella época de grandes desigualdades sociales y raciales.
En la Universidad de La Habana, a mediados del siglo XX, estudió Derecho y participó en luchas de grupos políticos, algunos violentos -él iba armado-, y comenzó su larga trayectoria como líder y seductor de masas, capaz de hablar con tono encendido más de diez horas seguidas.
Castro construyó un sistema comunista tropical con las recetas de Marx y Lenin, el legado de líderes independentistas cubanos como José Martí, la trayectoria caudillista latinoamericana y muchas aportaciones propias.
El resultado es el único Estado del llamado “socialismo real” que ha habido en América, a solo 90 millas de Estados Unidos -en las barbas del enemigo-, un régimen que ahora intenta perpetuar Raúl Castro, su segundo desde la infancia.
Diplomáticos, analistas y empresarios radicados en La Habana difieren sobre la capacidad del general Castro para llevar a buen puerto tan pesada carga, incluido el suplemento de que Fidel haya sobrevivido para supervisar la sucesión.
Fidel -así, sin apellido, titulan los medios locales y le dicen los cubanos- tuvo por muchos años el respaldo mayoritario e incluso fervoroso de sus compatriotas, al menos hasta que hace dos décadas se desmoronó el bloque socialista europeo y, como dicen los isleños, “se acabó la beca”.
Ahora el patrocinador es el presidente venezolano, Hugo Chávez, que suministra el petróleo que necesita Cuba a cambio de médicos, maestros, entrenadores deportivos y otros especialistas.
Chávez es el gobernante que más ha visitado a Fidel Castro en sus dos años y pico de convalecencia, y de sus entrevistas han surgido la mayoría de las pocas fotos y los más escasos vídeos que se han divulgado del octogenario.
Muchos le reconocen los éxitos de implantar reformas sociales, educativas y sanitarias -décadas atrás sin parangón en América Latina-, pero los cubanos se quejan cada día más de la escasez de alimentos, vivienda y transporte.
Un viejo chiste isleño dice que los tres éxitos de la revolución fueron la salud, la educación y el deporte. Y sus tres fracasos... el desayuno, la comida y la cena.