Fischer parte como favorito indiscutible

MADRID, 24 (EUROPA PRESS)

Austria celebra mañana elecciones presidenciales con el actual ocupante del cargo, el social demócrata Heinz Fischer, como favorito absoluto para el triunfo en unos comicios en los tiene más que garantizada la reelección con una intención de voto a su favor que se sitúa en un abrumador 80 por ciento.

El resto de los candidatos acuden en calidad de testigos que esperan destacar lo suficiente en la campaña electoral antes de volver a desaparecer de los focos de la opinión pública tras la votación de mañana. La Presidencia es una figura bastante testimonial en la política austríaca --en realidad es el primer ministro quien ejerce de jefe de Gobierno--, pero muchos partidos minoritarios aprovechan la celebración de elecciones para exponer públicamente sus tésis.

Es el caso de los viejos fantasmas de la extrema derecha filonazi encarnados en el Partido de la Libertad (FPO) de Barbara Rosenkranz, cuya retórica deliberadamente ambigua a la hora de condenar los crímenes del Tercer Reich ha vuelto a causar indignación entre el resto de partidos y el colectivo austrohebreo.

Rosenkranz no tiene ninguna oportunidad: su expectativa de voto apenas llega al 16 por ciento --unos 74 puntos por debajo de Fischer--, pero demuestra una vez más la capacidad del FPO para aprovechar las circunstancias particulares, incluso las más adversas.

En esta ocasión, la desidia demostrada por los Populares austríacos, el gran rival político de los socialdemócratas de Fischer, ha sido clave: como ni siquiera han presentado candidato a estos comicios, conscientes de la superioridad del presidente, el FPO ha aprovechado el vacío formado para entrar con toda su fuerza en los comicios y encender la campaña. Los Populares no han estado alejados de la polémica, al proponer a los partidarios de Fischer que cambien de opinión y voten en blanco.

El tercer candidato, Rudolf Gehring del Partido Cristiano, apenas llegaría al 6 por ciento. Su campaña, enfocada en la lucha contra el aborto y en un contexto enormemente religioso --comenzando sus mítines con una oración--, fracasó en el momento en el que la Iglesia católica le retiró su apoyo, rechazando “la explotación de la fe y de las sedes de la Iglesia por motivos políticos”

Todas estas estimaciones se refieren a un sondeo realizado por Gallup para el diario austríaco 'Osterreich', con fecha del pasado 16 de abril.

AMBIGUO COMPORTAMIENTO

Como dirigente de la tercera fuerza política del país, el líder de FPO, Heinz Christian Strache, había prometido a sus votantes que los socialdemócratas no obtendrían una victoria por incomparecencia de sus rivales, así que designó candidata a Rosenkranz, “número dos” del partido, el pasado 28 de febrero.

Rosenkranz, de 51 años y madre de 10 hijos, ha enfocado su campaña como un ensayo ante las próximas elecciones regionales en Viena del próximo mes de octubre. Su apuesta no se aparta de las directices de su partido: anti-inmigración, antieuropeísmo y cierto revisionismo ambiguo, expresado en las duras críticas formuladas por la candidata contra la durísima ley austríaca contra el Nazismo de 1947, la 'Verbotgesetz', que a su entender está “interpretada muy al libre albedrío por los abogados y no queda muy acorde con la Constitución, que es garante de la libertad de opinión”.

La respuesta del resto de colectivos fue bastante fulgurante, comenzando por la del arzobispo de Viena, Christoph Schonborn, quien declaró que “cualquiera que cuestione la ley contra el Nacional Socialismo no es una opción”, según el cardenal, quien de igual modo resaltó que Rosenkranz jamás “se ha pronunciado claramente sobre el Holocausto”.

La candidata del FPO ha firmado una declaración en la que “se disocia” de la ideología Nazi pero a sus críticos les resulta una pobre excusa por el largo historial de polémicas de Rosenkranz. Hace siete años, un periodista la calificó de “Nazi en un armario”, tras lo cual el FPO presentó una queja ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La corte, una vez revisado el caso de Rosenkranz, no consideró insultante dicha denominación.

Rosenkranz, única parlamentaria austríaca que votó en contra del Tratado de Lisboa, es la esposa de Horst Jakob Rosenkranz, editor del periódico radical 'Fakten' ('Hechos'), quien en 1990 intentó presentarse al Parlamento acompañado por el neo-Nazi convicto, Gerd Honsik. Su candidatura fue rechazada por las autoridades electorales.

REVISIONISMO

El analista político Thomas Hofer, entiende Rosenkranz intenta exhaltar a una minoría de extrema derecha “que opina que no todo iba mal en la Austria Nazi”. La candidata del FPO “ha intentado asegurar esta pequeña base en unos términos revisionistas, porque el FPO creía que nadie haría mucho ruido. Pero lo hicieron”.

Al término de la II Guerra Mundial, Austria fue declarado por los Aliados “el primer país libre en caer víctima de la agresión hitleriana”. Hubo que esperar más de 40 años para que el país se enfrentara cara a cara a su relación cómplice con el Nazismo, cuando en 1986 Kurt Waldheim se convirtió en presidente del país a pesar de su reconocido pasado Nazi.

OBJETIVO ELECTORAL

En última instancia, estos comicios son un ensayo de cara a las elecciones regionales que tendrán lugar en Viena el próximo mes de octubre, y para las que Strache, el líder del FPO, está dispuesto a presentar su candidatura amparado en diversas encuesta de opinión que coinciden con la ideología de su partido, como una dada a conocer la semana pasada por IMAS en la que el 54 por ciento de los encuestados consideran el Islam “como una amenaza a Occidente y al estilo de vida familiar”.

Más de medio millón de musulmanes viven en Austria. Desprotegidos por la falta de una ley similar a la 'Verbotgesetz', son el principal objetivo de los ataques abiertos del FPO, algunos de cuyos eslóganes de campaña han sido “Occidente para los cristianos” y “Patria en lugar de Islam”.

(EUROPA PRESS INTERNACIONAL)

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