''En 20 horas podremos dar agua potable''
Un bombero tinerfeño parte este martes para Haití con la misión de potabilizar agua, tan esencial para beber como para evitar la propagación de epidemias. Su punto de actuación será la capital, Puerto Príncipe, y espera que su misión duré entre 10 y 15 días. Es más, está seguro de que a las 20 horas de ponerse a trabajar, ya podrá dar de beber a miles de personas.
Esta es la idea que, al menos, lleva en mente Juan Manuel Auyanet, bombero desde hace 12 años, voluntario de Bomberos sin Fronteras otro tanto. Ahora trabaja en La Orotava (Tenerife), pero antes lo hizo en San Miguel de Abona e Icod de los Vinos. No es su primera experiencia en ayuda humanitaria. También potabilizó agua para los afectados de la erupción del volcán Tugunrahua, en Ecuador, agosto de 2006, cuando los acuíferos se llenaron de lava y tierra.
“Hay que instalar un equipo hidráulico y mecánico que lleva filtros y junto con los químicos se logra potabilizar el agua”, insiste. Tanta agua como para llenar cubetas de 2.000 litros y mantener una producción constante. Es consciente de que habrá que establecer un control de acceso al agua. “No creo que haya mucho problema con la llegada de los Marines”, opina.
“Sabemos la misión que tenemos, pero no sabemos qué nos vamos a encontrar allí cuando lleguemos. Potabilizar agua es la tercera fase, porque antes están el rescate de vivos y en segundo lugar, la ayuda a los servicios sanitarios, la asistencia médica. Haremos lo que podamos”.
Auyanet viajará de Tenerife a Madrid a las 07.15 horas y se encontrará en el aeropuerto de Barajas con sus otros tres compañeros de expedición: un madrileño, un granadino y un aragonés. A las tres de la tarde volarán a Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, para desde allí viajar por tierra “con el primer convoy al que podamos sumarnos” hasta Puerto Príncipe. Transportarán unas seis toneladas de “equipaje”.
“Ya viví la experiencia del Tugunrahua pero sé que lo que nos espera en Haití no tiene nada que ver, pero nada. Aquello fue una ayuda puntual”.
Asegura que su familia ya está acostumbrada a que sea un bombero sin fronteras. “Es una razón de ser de mi trabajo. Un compromiso con la sociedad”, y se reafirma en que ya se ha mentalizado para enfrentarse a escenas difícil de describir.