Lukashenko asegura que no tolerará más manifestaciones antigubernamentales

MINSK, 1 (Reuters/EP)

El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha afirmado este viernes que no tolerará que se registren más manifestaciones antigubernamentales, después de que el país haya sufrido una ola de protestas por el empeoramiento de su situación financiera.

Con escasas reservas de divisas extranjeras, Bielorrusia decidió el pasado mes de junio devaluar su moneda, el rublo, un 36 por ciento, lo que provocó un aumento de los precios y el pánico en el mercado de consumo.

Enfadados por la descontrolada inflación, cientos de bielorrusos se han echado a las calles para manifestarse contra el Gobierno este mes, coordinando la hora y el lugar de sus movilizaciones a través de las redes sociales.

En la mayoría de los casos, los manifestantes --precavidos ante la represión que las autoridades ejercieron contra las manifestaciones anteriores-- no profirieron gritos ni cánticos contra Lukashenko ni portaron pancartas antigubernamentales y decidieron expresar su malestar con aplausos al unísono o circulando lentamente con sus vehículos mientras hacían sonar la bocina.

En un discurso con motivo del Día de la Independencia de Bielorrusia, que se celebra este domingo, Lukashenko ha subrayado que las protestas no son la respuesta a la mala situación económica sino un intento por desestabilizar la nación.

“No son gente pobre. ¿Qué es lo que quieren?. (Quieren) caos y atrocidades en el país”, ha asegurado. “No podemos permitirlo --ha continuado--. El estado tiene recursos y capacidades para ponerlos en su lugar. Tan pronto como permites el caos y el desorden, aunque sólo sea un poco, tienes problemas que llevan a un baño de sangre”, ha advertido.

Ayer, jueves, los tribunales bielorrusos impusieron a decenas de manifestantes que habían participado en una protesta el día anterior sanciones de entre seis y quince días de detención y multan que oscilan entre los 20 y los 175 dólares.

Lukashenko, que lleva en el poder desde 1994, ha ejercido un liderazgo del país al estilo soviético, con una economía controlada por el Estado, un generoso estado del bienestar y escasa libertades políticas.

Para impulsar su popularidad de cara a las pasadas elecciones presidenciales de diciembre, el Gobierno de Lukashenko decidió aumentar en un 40 por ciento los salarios de los funcionarios y conceder créditos a interés bajo para impulsar la economía.

Finalmente, Lukashenko fue reelegido por cuarta vez en unas elecciones criticadas por la comunidad internacional por estar marcadas por el fraude y por la represión que ejercieron las autoridades con las protestas posteriores a los comicios.

Además de apoyar los créditos a bajo interés, el Gobierno impulsó un aumento del gasto que llevó a un incremento de las importaciones y una subida del déficit. Desde entonces, el Ejecutivo intentó apuntalar el rublo y se comprometió a no devaluarlo, aunque tuvo que hacerlo en mayo cuando las reservas de moneda extranjera se redujeron al mínimo.

La devaluación del rublo ha terminado acabando con el valor de la subida salarial de los funcionarios y ha desilusionado a muchos bielorrusos.

A pesar de la mala situación en que se encuentra Bielorrusia, la oposición política se mantiene desestructurada y desorganizada tras la campaña de arrestos de opositores emprendida por las fuerzas de seguridad después una manifestación contra el Gobierno celebrada el pasado 19 de diciembre. Desde esa fecha, varios de los candidatos opositores que concurrieron a los comicios permanecen encarcelados.

Lukashenko ha dejado claro este viernes que continúa comprometido con sus políticas a pesar de la presión de las manifestaciones antigubernamentales. “Continuaremos poniendo en práctico el modelo bielorruso que ha demostrado sus sostenimiento en los últimos quince años”, ha dicho.

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