Un museo a cielo abierto en el corazón de Dakar

Mural en La Medina. (ALICIA JUSTO)

Alicia Justo

Dakar —

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Protegido por el caos de uno de los barrios más populares de Dakar se esconde un museo al aire libre, accesible, gratuito, con mucha historia y rebosante de color. Aquí el artivismo va de fachadas casi en ruinas, viviendas de comienzos del siglo XX, artistas locales, de rebeldía ante los artistas impuestos y de espíritu comunitario.

Yataal Art (expandir el arte en wolof, el idioma más hablado de Senegal) es una asociación que se encarga desde 2010 de hacer del barrio de La Medina un ejemplo de espacio artístico accesible y gratuito para que no sean solo los privilegiados los que puedan disfrutar del arte. Para ello, ha llenado las fachadas de muchas viviendas de espectaculares murales que encierran mensajes sociales, generalmente realizados por artistas de África y por otros procedentes de fuera del continente. En este barrio con historia propia sus paredes también cuentan mensajes. Como el que expresa la esperanza de que los jóvenes senegaleses puedan construir su futuro en el país y no arriesguen su vida en peligrosas travesías hacia Europa.

Quien dirige este proyecto es un joven artista urbano de 31 años, Mamadou Boye, también conocido como Patin debido a que se traslada por el barrio en patines, con los que llega a la entrevista y demuestra una atrevida pericia al moverse entre baches y caminos de tierra. Nacido y crecido en el barrio, se ha convertido en el comisario artístico de todas las obras que lucen en La Medina porque no concibe un arte elitista de espacios limitados: “El arte tradicionalmente está encerrado en los museos para que las personas que tienen los medios económicos puedan visitarlos. Nosotros queremos que toda la población pueda acceder al arte, por eso pintamos en las paredes”.

Esta expresión artística urbana procede, según Boye, de la costumbre de pintar en esta superficie de las asociaciones juveniles y deportivas que están repartidas por Dakar. Muchos jóvenes comienzan sus actividades lúdicas trazando esbozos sobre este material rígido. Recuerda que él también formó parte de uno de estos colectivos y pintó en las paredes: “Esa fue mi inspiración”. También sostiene que en Senegal la práctica de pintar sobre una pared es más habitual y no es ilegal, y señala hacia los comercios cercanos cuyos rótulos han sido realizados a mano por sus propietarios. “En Europa la gente tiene la costumbre de poner rótulos de algún material, pero aquí no”.

En un barrio de 2,5 kilómetros cuadrados se distribuyen 89 murales que conviven con la vitalidad desbordante de uno de los núcleos urbanos emblemáticos de la capital senegalesa. En sus calles hay niños, desde los más pequeños hasta adolescentes, jugando a la pelota, jóvenes haciendo trabajos de marquetería para mobiliario del hogar, como camas y armarios, o mujeres tendiendo la ropa o vendiendo frutas y hortalizas en alguno de los puestos callejeros. Y muchas a veces, a sus espaldas, un mural que cuenta algo.

Como el del rostro de un niño sobre la primera vivienda de La Medina, de 1914, imagen que intenta trazar un vínculo entre pasado y el futuro con esperanza. Se trata de una intervención realizada por el artista canario Sabotaje al Montaje en una casa casi en ruinas. Con ello también se consigue otro de los objetivos de la asociación, la conservación de la arquitectura local en contraposición a los nuevos edificios que se están construyendo en La Medina. Boye especifica que muchas veces se escogen casas antiguas que están arruinadas “para que se decoren un poco y la gente vea algo bello”, señala.

Una gran parte de estas casas se construyeron con el nacimiento del barrio, cuyo origen también guarda una historia particular. Sus primeros habitantes residían en el céntrico barrio de Plateau, pero, tras una epidemia de peste durante el segundo decenio del siglo XX, las autoridades coloniales francesas expulsaron a toda la población negra que tuvo que buscar una nueva zona donde vivir. Entonces, un líder religioso interactuó para que pudieran instalarse cerca de su antiguo barrio y encontró el espacio que hoy recibe el nombre de La Medina en honor a la ciudad sagrada de Arabia Saudí.

Su historia también la han escrito los personajes ilustres que nacieron en él o que se residieron en sus casas, convirtiendo el barrio en un “fuerte”, como Boye indica. Aquí nació uno de los cantantes senegaleses con mayor fama mundial, Youssou N´Dour, y residió el historiador y antropólogo Cheikh Anta Diop. Boye habla con orgullo de La Medina como un espacio de inspiración. Sin embargo, aprovecha también para sacar su lado más contestatario para hacer referencia a todos aquellos artistas extranjeros impuestos desde Occidente como los mejores: “Nosotros no creemos en esto. Pensamos que los mejores están aquí”.

El proceso de creación

Boye relata que hasta hace unos años la organización se ponía en contacto con los artistas para que llevaran a cabo su proceso creativo en La Medina. Sin embargo, la popularidad que ha alcanzado este proyecto en los últimos tiempos ha hecho que sean los creadores los que por iniciativa propia toquen las puertas de Yaal Art para proponer sus ideas. Algunos artistas aprovechan su paso por la Biennale de Dakar para pisar el barrio y dejar su impronta sobre alguna de las paredes.

La selección de la fachada se hace en función de un registro en el que aparecen todas aquellas que sus propietarios están dispuestos a ceder para su restauración. Boye recuerda que hace algunos años la organización debía pagar a los inquilinos una cantidad de dinero para poder pintar sus casas. Sin embargo, hoy es “la gente la que viene a solicitarlo para que las pintes. Ahora todos quieren que les pinten sus casas”, comenta orgulloso el curador. A continuación, se le envía al artista fotos de las paredes candidatas para que pueda escoger aquella que encaje mejor con su proyecto. Este funcionamiento en red, de persona a persona, durante el proceso creativo también se extiende a su difusión. Boye manifiesta con rotundidad que este museo no se anuncia en Tripadvisor ni en los canales turísticos corrientes porque, asegura, no desean que la multitud venga a romper la tranquilidad del barrio, “no queremos que esto se llene de turistas. Los murales se hacen principalmente para la población”, afirma.

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