Nueva Orleans emerge cinco años después del 'Katrina'
Cinco años después del huracán Katrina, Nueva Orleans sigue en proceso de transformación mientras más de la mitad de los residentes todavía se encuentran por debajo del umbral oficial de pobreza en Estados Unidos. Actualmente, conviven experimentos sociales -como el que se está desarrollando en materia de educación-, con enormes inversiones en reconstrucción centradas específicamente en el turismo y la industria.
El objetivo: redimir al Gobierno federal estadounidense de la humillación y condena pública de la que fue objeto en 2005, cuando una de las peores gestiones jamás realizadas de una catástrofe elevó un desastre natural a la categoría de tragedia humana sin precedentes.
Más de 1.800 personas perdieron la vida al paso del huracán Katrina, que hizo acto de presencia en el sur de Luisiana el 29 de agosto de 2005. Más que un “huracán”, una “combinación de tormentas” de categoría 4 que levantaron un oleaje de más de ocho metros de altura con vientos de más de 200 kilómetros por hora. Los diques de Nueva Orleans no estaban preparados adecuadamente para soportar el impacto y registraron hasta 50 brechas de agua que inundaron el 85% de la ciudad.
Tras el paso del huracán, Nueva Orleans se convirtió en un escenario tercermundista. Cientos de miles de personas abandonaban la ciudad en un éxodo masivo mientras otras 10.000 personas se recluían en un deteriorado Astrodome, de Houston, con apenas asistencia médica o comida. Mientras, en las calles, se registraban brotes de violencia racista a cargo de grupos supremacistas blancos, así como asesinatos extrajudiciales, saqueos, y enfrentamientos armados entre las bandas criminales locales.
La población tuvo que esperar a noviembre de 2009 para ratificar que la inundación de Nueva Orleans había sido algo más que “el acto de Dios” que decía la Administración Bush. Fue cuando un juez federal sentenció que el pésimo mantenimiento que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército sobre el canal de navegación de la ciudad era causa directa de los peores daños registrados en Nueva Orleans. La primera vez que el Gobierno fue responsabilizado de una catástrofe estimada en más de 100.000 millones de dólares.
Antes y después
Nueva Orleans es ahora un 22% más pequeña. En términos económicos, el bayou de Luisiana ha recuperado cierta normalidad, sustentada en el turismo y en el flujo de dinero para la reconstrucción, que ha aislado en cierto modo a la ciudad de los efectos de la crisis financiera actual.
Los negocios, no obstante, han experimentado una “recuperación irregular”, en palabras del director del Consejo Económico de Nueva Orleans y la Región del Mississippi, Bob Brown, al Times-Picayune. “Hay aspectos que se han corregido, y otros que se encuentran incluso en mejor estado que antes de la tormenta”, señaló.
Otro factor a tener en cuenta es la llamada “suburbanización de la pobreza”. Las áreas residenciales de las afueras de la zona metropolitana de Nueva Orleans se han convertido en el lugar de alojamiento de la población con menos recursos, que a día de hoy sigue siendo más de la mitad de los residentes. Son la única zona donde se ha experimentado un crecimiento demográfico, teniendo en cuenta que, en términos generales, Nueva Orleans ha visto reducida su población en un 30 por ciento desde 2005. El descenso ha sido del 10% en la zona metropolitana, según el Centro de Datos de la Comunidad Urbana de Nueva Orleans.
Un fenómeno a destacar es el experimento social en la educación: ahora mismo, el 75% de las escuelas son concertadas. Nueva Orleans es ahora la primera ciudad del país por número de estas escuelas, y si bien algunas de ellas todavía se encuentran en un estado “abismal”, ha descendido el número de alumnos cuyo rendimiento estaba por debajo de la media considerada como “aceptable”, según el Instituto Cowen para las Iniciativas de Educación Pública. Las autoridades prometen hacer buen uso de los 1.800 millones de dólares que la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de Estados Unidos (FEMA), les concedió el pasado miércoles.
La reconstrucción de los espacios de interés cultural, como el Barrio Francés, está casi completada, pero los residentes se quejan de la degradación que experimenta uno de los barrios más tradicionales de la ciudad: el Lower Ninth Ward, cuna de genios de R&B como Fats Domino. Hay intentos aislados de reforma. “Vamos a dar al barrio otra oportunidad”, dice el residente Corey Robinson. “Pero hace mucho tiempo que no veo a mis vecinos. Y duele muchísimo”, declaró a Time.