Los niños refugiados en el Pireo pierden cada día un pedazo de su infancia
Centenares de niños, en su mayoría sirios, se encuentran refugiados en el puerto del Pireo, en Atenas. Los menores viven en tiendas de campaña en condiciones insalubres, con un solo grifo para un campo de 2500 personas y en medio del tráfico de camiones de un puerto o bajo un viaducto.
Las historias con las que se ha encontrado el fotógrafo Ankor Ramos son desoladoras. Asegura que estos niños niños que están perdiendo poco a poco su infancia mientras los Estados siguen debatiendo cupos y cerrando fronteras.
Niños que juegan con unos legos o una pelota de plástico, que corretean empujando el carrito de un hermano menor. Ajenos quizás a que están perdiendo los que deberían ser los años más felices de sus vidas.
Silu es un jazidí de Iraq, narra que tuvo que huir cuando en 2014 Daesh atacó la ciudad de Simjar. Se refugió con su esposa y cinco niños en las montañas hasta que fue rescatado por el PKK que lo llevó al Kurdistán donde pasó año y medio hasta atreverse a cruzar Turquía y alcanzar Lesbos en un bote. Amila, también de etnia jazidí perdió a su padre y a su madre asesinados por Daesh.
Además, Silu comenta “no busco dinero, solo un lugar para vivir seguro con mi familia”. Y es que, Europa debería ser un lugar seguro.
Según explica este fotógrafo, este lugar está lleno de historias. Señala que algunas personas fueron a un campo distinto en el interior de la capital y otras a otro muelle retirado de la vista de quienes suben y bajan de los ferries que hacen la ruta de las islas del Egeo o que surcan a Italia.
Estas personas, que ya tenían una situación delicada y comprometida en su antigua localización, han sido trasladados a un lugar mucho peor que el anterior. Ahora se encuentran junto a una vía de acceso portuario por la que circulan camiones de gran tonelaje y otros, incluso, en los bajos de un viaducto.