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'Tories' y liberales acarician el pacto

LONDRES, 9 (EUROPA PRESS/Eva Martínez Millán)

El Partido Conservador y el Liberaldemócrata dieron este domingo un paso significativo para sellar un acuerdo de colaboración en el futuro Gobierno británico, tras siete horas de “productiva reunión” entre los equipos negociadores que, desde que las elecciones del 6 de mayo dejasen un panorama sin hegemonías por primera vez en 36 años, han asumido un proceso que acabaría con el desalojo de Gordon Brown de Downing Street y una alternancia de poder tras 13 años consecutivos de dominio laborista.

Las partes suspendieron las conversaciones para informar a sus respectivos líderes de los progresos, que se centraron, principalmente, en el compromiso de establecer un plan económico “creíble” para atacar el agujero presupuestario y evaluar las “reformas políticas” en agenda, especialmente la revisión de modelo electoral vigente que la tercera fuerza presenta como condición fundamental y a la que sus interlocutores se muestran reacios.

Sin embargo, los responsables de dirigir la negociación abandonaron las dependencias oficiales que este fin de semana acogieron las sucesivas reuniones con el objetivo de la jornada cumplido. Conscientes de que el acuerdo definitivo no se produciría antes del lunes, era necesario mandar un mensaje de tranquilidad para la apertura de los mercados del lunes. El plazo de 24 horas que se concedieron para verse de nuevo expresa la voluntad por llegar a un acuerdo.

Por el momento, sobre la mesa estarían las propuestas en común de ambas formaciones y, más importante, el modelo de colaboración. Por un parte, está la coalición formal, que implicaría integración programática y una agenda común y que podría incomodar más a las bases más tradicionales de los 'tories'. Sin embargo, hay una alternativa, basada en un acuerdo de confianza que garantizase a los conservadores la estabilidad para cuestiones clave como la aprobación de los presupuestos o las perspectivas legislativas de cada año que se dan a conocer en el tradicional Discurso de la Reina.

Gran parte dependerá de la presión que el líder liberaldemócrata, Nick Clegg, aplique a la demanda de la reforma electoral, una cuestión que, según encuestas publicadas este domingo, importa a la mayoría del electorado, que reclama una traducción más proporcional de los votos en el Parlamento. La presión ha aumentado para el líder, que el sábado vio a miles de manifestantes aprovechando una reunión de su partido para demandarle que no olvidase su promesa.

REUNIÓN BROWN-CLEGG

Aún así, este domingo, mientras tenía lugar el encuentro, otro de igual importancia se desarrollaba en la sede del Ministerio de Exteriores. El primer ministro, que había regresado a Londres tras pasar el fin de semana en su residencia particular en Escocia, se entrevistaba con Clegg para evaluar la situación. Aunque éste ha decidido comenzar a negociar con los ganadores en votos y escaños, los laboristas todavía mantienen la mano tendida a un acuerdo, en caso de que las conversaciones en curso finalmente fracasen.

Por el momento, Brown se mantiene a la espera. La reunión se desarrolló en términos “amigables”, pero no es la única que Clegg ha mantenido el fin de semana. Este sábado se había reunido ya con el otro aspirante a residir en el número 10, el conservador David Cameron, en una cita que, como la otra, inicialmente también pudo desarrollarse sin el conocimiento de unos medios de comunicación que desde la cita con las urnas vienen siguiendo los pasos de los líderes con una cobertura de 24 horas.

Además, Cameron era consciente de la cita, de la que no salió nada “definitivo”, según fuentes de Downing Street consultadas por la BBC, lo que deja la siguiente parada del proceso en la próxima reunión de las comisiones negociadoras. Tras la conversación mantenida este mediodía por teléfono entre el dirigente conservador y el liberaldemócrata, por el momento, no se esperan nuevos encuentros.

En consecuencia, por el momento Brown continúa oficialmente como primer ministro, en cumplimiento con el rol que constitucionalmente tiene atribuido de mantenerse en el cargo hasta que quede garantizado un Gobierno estable. Sin embargo, su posición es delicada. A pesar del avance en el entendimiento entre los otros dos, como líder laborista todavía aspira a mantener a los suyos en el poder, a partir de una alianza con la tercera fuerza que, con todo, necesitaría del apoyo de otras formaciones minoritarias. Los 258 asientos con los que cuenta en el Parlamento no obtendrían la hegemonía con los 57 de los de Clegg.

ALIANZA PROGRESISTA

No obstante, paralelamente ha surgido ya una corriente para establecer una multialianza progresista en Westminster, una idea capitaneada por el Partido Nacionalista Escocés que contaría con el visto bueno de otros grupos menores como los nacionalistas escoceses y la posibilidad de integrar a alguno de los unionistas del Ulster. El objetivo primordial de este pacto de contingencia sería, precisamente, la gran demanda de Clegg: la reforma electoral.

Por el momento, el 'premier' mantiene la incógnita sobre su futuro, si bien en un correo electrónico remitido a los simpatizantes de su partido para agradecer su implicación en los comicios asegura que su “resolución no ha cambiado, ni cambiará”. “Prometí hacer todo lo que esté a mi alcance para asegurar la recuperación y continuaré luchando para asegurar un futuro más justo para todos”, aseguró, en lo que se ha interpretado como una declaración de su intención de, por el momento, no dimitir.

Brown continúa aferrándose a su posición constitucional y, por ahora, la mayoría de su grupo, aunque con excepciones, cierra filas en torno al él, pero una oscura cláusula de sus estatutos recoge que si un mandatario queda invalidado “por la razón que sea”, su Gabinete tiene poder para nombrar un sucesor temporal.

Además, el primer secretario de Estado, Peter Mandelson, considerado su mano derecha desde que lo recuperase para la política doméstica en octubre de 2008, tras una trayectoria de desencuentros, ha asegurado ya que Brown podría irse “en un determinado momento”. Algunos diputados han dado por hecho públicamente el acuerdo entre Cameron y Clegg y ya ha surgido la primera voz que asegura que, con Brown al frente, el acercamiento a la tercera fuerza se complica.

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