Francisco Concepción: arte, sabiduría y pasión

Quico Concepción pintaba barrancos, árboles, rincones entrañables, el mar, lugares y gentes.

Santiago Jorge

Santa Cruz de La Palma —

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Haciendo un mínimo ejercicio de imaginación, no me cuesta mucho esfuerzo el visualizar a Francisco Concepción pintando con los impresionistas, disfrutando del paisaje en un ambiente de camaradería, luchando por plasmar la luz y el instante; pintando con absoluta libertad y argumentando con Cézanne la importancia  de los colores complementarios, debatiendo con Monet sobre las luz en las sombras o valorando con Renoir la fuerza de la pincelada en la técnica  (alla prima ). 

Me he permitido la osadía de redactar este microrrelato en honor a la admiración y respeto que tenía Francisco Concepción por los pintores impresionistas y el Impresionismo, de hecho no es muy desacertada la idea de que hay muchos paralelismos plásticos y técnicos, tales como la pasión por la naturaleza, el interés por pintar al aire libre y hacer suyo el tema elegido, tener lejos la intención de copiarlo y siempre con la voluntad de interpretarlo de forma muy personal; pintar por el placer de pintar, ver el paisaje como un milagro, ser valiente con los colores y la pincelada.

Don Francisco pintaba barrancos, árboles, rincones entrañables, el mar, lugares y gentes. Hijo predilecto de la Caldera de Taburiente, nunca le falló, entrando dos veces al año para fundirse con la magia de un lugar que lo da todo, (belleza, grandiosidad, pureza, serenidad, libertad...), virtudes a las que el maestro no era ajeno y que podemos adivinar en sus cuadros, pintados con arte, sabiduría y pasión.

Francisco Concepción inspiraba maestría, humildad, sentido del humor, compañerismo, independencia, experiencia y amabilidad en el trato. Su biografía está llena de experiencias apasionantes y amistades ilustres como Antonio González Suárez, Mario Baudet…, con los que compartió muchos momentos de ilusión y amor por el arte y por la pintura con sello de Canarias y especialmente de La Palma. 

Quico Concepción (como se le solía llamar de forma amistosa), viajó por tierras de Castilla, León, Andalucía, País Vasco, Galicia, Portugal y Francia; experiencia  que lo curte como pintor , siempre pintando espacios y paisajes que le despertaban un especial interés, con la mirada de un isleño fuera de su entorno, ansioso por conocerlo todo. La obra de este genial pintor tiene un gran valor como referente y legado artístico para la historia de La Palma y las generaciones futuras, es nuestro deber y responsabilidad cuidar el trabajo de un artista que eligió su isla para pintar, vivir y regalarnos su forma de mirar la belleza de nuestra tierra.

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