¿Se debe actuar para la recuperación ecológica de La Palma?

El nuevo volcán de Cumbre Vieja en una imagen realizada el pasado 29 de septiembre.

Ana Tuñas Matilla/Efe

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La lava emitida por el volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, ha arrasado ya más de 860 hectáreas y los expertos discrepan entre dejar actuar a la naturaleza y declarar las coladas como zonas protegidas o intervenir para acelerar un proceso de recuperación ambiental que, por sí solo, llevará milenios.

De lo que no hay duda, es de que los terrenos de cultivo serán recuperables a corto plazo, siempre que se habiliten los medios y fondos necesarios.

Para José María Fernández-Palacios, catedrático de Ecología de la Universidad de La Laguna (Tenerife), dado que una colada (masa de lava) es un fenómeno “absolutamente natural”, no debe ser objeto de restauración y deberían ser declaradas espacios naturales protegidos.

Es un “experimento” de la naturaleza ver cómo la destrucción va a dar paso a la creación de ecosistemas, según el experto, que ha subrayado que otra cosa es lo que haya que hacer con las casas y cultivos que se han perdido.

Las erupciones han creado especie exclusivas de Canarias

“La lava destruye pero también crea oportunidades para nuevos ecosistemas. El proceso continuado de erupciones crea especies exclusivas de Canarias, es parte de nuestra naturaleza y así hay que entenderlo”, ha añadido.

Las Islas Canarias existen gracias a los volcanes y las coladas y hay que aprender “cómo se reconolizan espontáneamente”. “Desde que se enfrían, empiezan a ser pobladas por seres vivos que, con el paso de bastante tiempo, dan lugar a un ecosistema maduro”, según Fernández-Palacios, quien ha insistido en que la restauración ecológica sólo tiene sentido cuando las perturbaciones son de origen cultural o antrópico.

El pinar, que domina en la parte alta del volcán, “se basta y se sobra para recuperarse solo”, ha agregado, para subrayar: “El de La Palma es el mejor de Canarias y no ha sido creado por repoblaciones o plantaciones. Es prácticamente el original y eso se recuperará sólo”.

En el resto de la colada, con el paso de mucho tiempo (milenios) y si no se perturba, se desarrollarán de nuevo los ecosistemas afectados: matorral costero y bosque termófilo.

En cuanto a la fajana (terreno ganado al mar por la lava), se cubrirá con suelo productivo traído del monte, práctica ancestral conocida como la sorriba, y llegado el momento allí estarán los mejores cultivos.

Las mejores plataneras de las Canarias están en la plataforma de más de 10 kilómetros cuadrados surgida de la erupción del San Juan (1949), ha añadido el científico, quien ha considerado que, además, sería muy complicado volver a cultivar o construir en la colada, dada la altura del frente.

Hacer un diagnóstico para ver dónde y cómo actuar

Para que la vegetación viva tiene que haber suelo, en piedra no se puede instalar y tras la erupción lo que más se ha trastornado es el suelo que ha quedado bajo la lava. Luego están las zona en las que han caído cenizas y bombas volcánicas, según Rafael Serrada, exvicepresidente de la Sociedad Española de Ciencias Forestales.

Por eso, habrá que hacer un diagnóstico, fijar rodales (unidad forestal básica) y planificar dónde y cómo actuar.

En muchos lugares no habrá que hacer nada, pues los daños (recubrimiento o calentamiento) serán menores y sólo habrá que esperar una regeneración natural.

En el caso de la colada, cuando se enfríe, la vegetación iniciará un proceso de sucesión que será “enormemente lento” y habrá que decidir, en función de la experiencia que ya hay y de la ciencia, qué hacer para acompañarlo y acelerarlo.

“Esperar a que de haga de forma natural y espontánea sería un proceso de siglos. Contamos con conocimiento suficiente para llevar semillas, plantas y ayudar al suelo para acelerar el proceso y recuperar las funciones que se han perdido”, según Serrada.

Los cultivos son recuperables a corto plazo si se pone dinero

Por su parte, el presidente del Colegio de Geólogos, Manuel Regueiro, ha abogado por estudiar lo pasado en erupciones anteriores, aprender de ello y entender que habrá zonas en las que no volverá a haber nada, al menos a corto y medio plazo.

En cuanto a los cultivos, ha subrayado que los mejores de Canarias están en terrenos ganados al suelo volcánico, concretamente en las fajanas, porque son llanas, mientras que el resto de áreas serán difíciles de reutilizar por su elevada pendiente.

Las áreas de cultivo son regenerables en el corto plazo, diez o doce años, “si se pone dinero” y si las autoridades medioambientales permiten llevar allí terrenos sacados de otros sitios, ha advertido Regueiro. 

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