Todos los días de la paz y las unitarias imprescindibles

Pablo Díaz Cobiella.

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No cabe duda de que me voy a meter en terreno pantanoso y difícil de observar, pero me es indiferente, me urge mucho más describir y hacer ver la realidad, sí, eso que nos asusta siempre a todos en algún momento de nuestras vidas.

Las unitarias son imprescindibles, así, directamente y sin condiciones de ningún tipo, y cualquier, y repito de nuevo, cualquier opinión, teoría, visión y perspectiva contraria a esta realidad, permítanme el ego de afirmar con rotundidad que es objeto de estar equivocados. Y un pequeño matiz: no pasa nada si nos equivocamos, yo lo hago todos los días, y es absolutamente imprescindible también, así que no se sientan ajenos a estas palabras, no carguen el odio y disparen a diestro y siniestro sin pararse un segundo a mirarse dentro a preguntar, a encontrar respuestas, o no.

Sí, el presente y el futuro de la educación en nuestra comunidad, en nuestra sociedad pasa por el sistema implementado en las unitarias, y en La Palma tenemos, afortunadamente, un campo de investigación extraordinario. Espacios donde poder recoger datos, herramientas, metodologías, pedagogías; incluso ecología, humanidad, diversidad, entendimiento. Un sistema unitario de una excelencia y categoría que es imposible ignorar, donde no caben los hechos desafortunados de ratios, rentabilidad, programación curricular estricta, proyectos dictados de más arriba, la ambigüedad de seguir educando como lo hacíamos décadas atrás, en la acción-reacción, el arresto, las tareas, la sobrecarga de conocimiento porque si e innecesario.

Estoy viviendo una experiencia que conocía porque me lo contaban, y ahora porque estoy metido dentro, y me ha bastado una semana para comprobar que todo era cierto. Que las maestras y los maestros son más felices en estos espacios, aunque duela. Que el alumnado aunque parezca lo contrario y tengamos la falsa creencia de que necesita masificaciones para socializarse más y mejor, es más receptivo, abierto al conocimiento diverso e innovador, amplitud de miras en el entorno, mayor capacidad de sentido común, ecológico, emocional y universal. En no definitiva, porque aún queda mucho por descubrir, alumnado feliz.

Y no es culpa de nadie, que nadie entienda estas palabras como una crítica hacia el sector, nada más lejos de la realidad. Nadie tiene la culpa, bueno sí, hay culpables: las personas que deciden en las administraciones públicas sin tener en cuenta a los profesionales de la educación, porque sí, porque esa tendencia, esa circunstancia es la que siempre hemos tenido que vivir en nuestra comunidad autónoma, en nuestro país, amargamente.

Dicho esto, hemos abocado al profesorado al aburrimiento, al hacer por hacer, a saturarlo con clases inmensas donde es imposible llevar a cabo un proceso educativo y de aprendizaje ¿cómo es posible ser feliz? Y sí, al final se consigue, y el salvamos el curso académico porque esos mismos profesionales son capaces de dar más de lo que realmente tendrían que dar.

Sí, las unitarias no solo no deben desaparecer si no que hay que reabrir todas aquellas que fueron cerradas, construir nuevas y crear un plan educativo local, rural, acorde a la realidad de nuestro entorno, nuestra insularidad, nuestra raíz y con la perspectiva de un aprendizaje que camine del interior hacia el mundo entero, con paciencia pero también con valentía, y con respeto absoluto a las personas que deciden por vocación estudiar magisterio para disfrutar de su profesión y hacernos disfrutar a todas. Ahí está el cambio de perspectiva que tanto necesitamos.

Lo que he vivido estos días es una auténtica burbuja de esas irrompibles, tan tremendamente afortunada que de verdad los pies podían despegarse del suelo. La situación perfectamente imperfecta en materia educativa, la unión real y efectiva de toda la comunidad, incluidas las familias, la comprensión del entorno en el que vivimos al mismo tiempo que la comprensión del planeta entero: piensa globalmente, actúa localmente.

Y a las administraciones que toman decisiones les diría, primero que no se acabó el amor si no la prisa, así que no tengan miedo por estudiar y escuchar antes de aprobar 'decretazos', directrices o leyes, y en segundo lugar, de lo posible se sabe demasiado, traspasen todas esas barreras o líneas políticas marcadas por imperativo, y sean valientes también, y quieran al sistema educativo de las unitarias, que es donde reside el futuro-presente de la educación de nuestros hijos e hijas.

Y decía mi abuelo Luis, siempre al final de cada escrito: 'nota aclaratoria'. No me gustaría que nadie, ningún o ninguna maestra o maestro se sienta ofendido por estas palabras, por observar que a veces los siento tristes en el aula, impotentes, aburridos y aburridas, jamás he conocido a tantas buenas personas en los colegios de nuestras Islas, grandes profesionales que se ven obligados a luchar, en vez de disfrutar. Yo también vivo esa realidad gris, y me imagino que en todas las profesiones del mundo, pero existe una pequeña esperanza en unas 'pequeñas casitas' convertidas en centros de enseñanza, de esas que no saben, si no que enseñan a saber, y que debemos proteger e impulsar.

Estaba pensando en un final posible de esos construidos de frases de otras personas, o las palomas blancas para referirme a la parte del título en la que hago referencia a todos los días de la paz, pero creo que ya ha quedado suficientemente claro, espero que lo puedan sentir. Creer y crear.

Pablo Díaz Cobiella, Seroja Cultura.

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