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Espacio de opinión de La Palma Ahora

Lo imprevisto

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Creemos ser estúpidamente racionales y llevar una vida perfectamente estructurada, la vida que hemos planificado y elegido; creemos tener todos nuestros asuntos vitales bajo control, clasificados en carpetas imaginarias y hasta por orden de prioridad, alfabético o cronológico: a un lado los afectos; en el otro, las rutinas del día; más allá las horas de trabajo remunerado; por el otro, las salidas al sol, el tiempo para los amigos, las vacaciones, el cuidado del jardín, las visitas a los padres, los estudios, los compromisos profesionales, las tareas de los hijos, la lectura, el cine y hasta el sexo. Todo parece deslizarse con simplicidad plácida, sin apenas alboroto; a veces de forma aburrida y cuadriculada; como fichas aletargadas que sobre un tablero de ajedrez nos moviéramos siempre en la misma dirección, repitiendo invariables unos interiorizados procedimientos. Como si hubiera una lógica extrema en nuestro andar, como si todo encajara, como si viviéramos una película brillantemente secuenciada, aunque de espaldas -y sin creernos del todo- su inevitable fin.

Pero de repente ese tablero se agita o retuerce sísmico; o se duplican las piezas que intervenían en el acostumbrado juego, o se multiplican sus recuadros, rebosando posibilidades latentes. Llega algo inesperado, alegre, sorprendente, motivante, desafortunado; la pérdida del empleo, una enfermedad, un divorcio, la muerte, un nuevo amor, algún acontecimiento imprevisto que altera nuestros andares, nuestros planes, nuestro destino, nuestras rutinas pluscuamperfectas; algo que genera dudas, desasosiego, que nos remueve y renueva por dentro, algo que nos quita la calma, que nos destruye o nos reanima; algo que hace asomar nuestra fragilidad y desnudez, algo que tememos o deseamos, algo que nos revela nuestras más profundas incoherencias y contradicciones. De repente nos topamos con la evidencia del absurdo control que a modo de disfraz manejaba nuestra existencia, advertimos la inconsistencia de nuestras planificaciones, entendemos la brevedad y levedad de la vida, las elecciones vitales sin garantía de éxito, la imposibilidad real de tenerlo todo, el riesgo de respirar y caminar, de batallar cada día. Nos encontramos de frente con nuestro propio armazón existencial más o menos elaborado. Y descubrimos sin ninguna clase de anestesia lo mejor y lo peor de nosotros mismos.

mvacsen@hotmail.com

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