Póntela
¿Se imaginan la pandemia del covid hace tres siglos? Muy posiblemente la población quedaría diezmada en meses puesto que hace tres siglos no se conocían vacunas o los conceptos más elementales de higiene que evitan muchas enfermedades. Les pongo en situación brevemente.
La primera vacuna fue para la viruela (Edward Jenner, 1796), la teoría microbiana empezó a desarrollarse en Francia por Pasteur (hacia 1850), la necesidad de higiene en los hospitales en el Reino Unido por Lister (en 1865) tras mucha controversia, los antibióticos con el descubrimiento de la penicilina ya en el siglo XX por Alexander Fleming (1928) o los antiinflamatorios como el paracetamol que surgieron mucho más tarde (Harmon Morse, 1873 pero usado comercialmente desde 1955). Con la gripe española hace un siglo murieron más de 50 millones de personas en el mundo y eso que ya habían algunas vacunas conocidas y desde luego con un concepto de salud pública un poco más desarrollado. En ese momento había 1.800 millones de personas en el mundo. Gracias a la medicina la población mundial se ha multiplicado por 4. Sin la medicina esto no hubiese sido posible. Muchos niños no superarían la edad de 5 años como ocurre en países subdesarrollados donde el acceso a la medicina moderna todavía es escaso. Tan solo sobrevivirían los más fuertes. Ahora, sin embargo, la medicina hace que sobrevivan los no tan fuertes.
Pensar en covid hace tres siglos da un poco de miedo, ¿no? Ni sabríamos cómo se propaga el virus, así que nada de mascarillas, ni cómo bajar la fiebre salvo por remedios naturales, ni tampoco que había que lavarse las manos. En esa época era normal no bañarse después de todo. Y una fractura de un hueso era casi casi una muerte asegurada.
Y llegamos a 2021, con una nueva moda de rechazar la medicina oficial que nos ha traído una esperanza de vida nunca antes conocida, o incluso peor, las teorías conspiratorias. Esto está provocando que enfermedades casi erradicadas como el sarampión vuelvan a ser un problema. Es triste que haya personas que no se vacunan por ideología y desde luego, demuestra mucho egoísmo puesto que las vacunas evitan enfermedades contagiosas que afectan a la comunidad (no solo al individuo que elige) y que son muy costosas en cuanto a recursos económicos.
Hay personas que exigen saber lo que contiene una vacuna aceptada, aprobada por expertos y recomendada por la Organización Mundial de la Salud como excusa, porque ven dos vídeos de youtube y ya con eso contradicen siglos de ciencia. Nadie exige saber lo que lleva el paracetamol o exige operarse sin anestesia, pero de repente las vacunas son evitables. Esto es porque las personas vacunadas protegen a las no vacunadas (inmunidad de grupo) y así no sienten el verdadero problema de la no vacunación.
Hasta que llegamos al covid, que es muy contagioso y las vacunas reducen el riesgo de contraerlo, incluso el riesgo de enfermarse gravemente y morir, pero no eliminan totalmente el riesgo. Así que siguen habiendo contagios entre vacunados pero los fallecimientos son mayoritariamente para no vacunados. En la sexta ola tenemos muchos más infectados pero muchos menos fallecimientos que en la primera ola. Pero la sexta ola nos ha llevado a incidencias mucho mayores que antes.
No hay tanta presión hospitalaria pero se colapsa la atención primaria. Es imposible conseguir cita para un PCR, o tests de antígenos en las farmacias o que ver al médico. Hay sanitarios de baja por enfermedad, se cierran centros de atención primaria por falta de personal y se culpa a los sanitarios de la situación. El caso de Cáceres antes de Navidad es vergonzoso. Así que me temo que se acabaron los aplausos a las ocho y descargamos la rabia nuestra frustración contra quienes ayudan y ya llevan bastante responsabilidad y carga de trabajo.
¿Es la culpa de los sanitarios que colapse la atención primaria? ¿es culpa de la administración, de los contagiados o de los no vacunados? Pues lo cierto es que la culpa de la enfermedad es del covid para empezar, pero de la pandemia es nuestra. De todos.
Más que culpa, la responsabilidad primera es de la administración en todo el país. No la de ahora, que a pesar de la inexperiencia en pandemias anteriores, ha salido relativamente bien parada. Están apagando un gran fuego después de todo. La culpa es de las muchas administraciones anteriores que han llevado a que se cierren centros ahora porque no hay suficientes sanitarios. Algunos han enfermado por covid y no hay sustitutos. Y no hay sustitutos por un problema sistémico: la temporalidad. Durante décadas, los médicos y personal de enfermería han sido contratados temporalmente en al menos un 25% de su personal. Ningún gobierno ha atajado el problema, de hecho lo ha permitido. Contrato tras contrato en el mismo hospital. La gran mayoría de los médicos contratados en Madrid para combatir el covid en la primera ola, ya estaba contratado. Solo que les hicieron otro contrato. Casi no hubo personal nuevo. Lo cierto es que el personal sanitario español ha migrado a la privada o a otro país porque las condiciones ofrecidas en este país en muchas ocasiones son malas. A la temporalidad sumamos la precariedad y consiguiente el aumento de los servicios sanitarios privados.
Que la administración pública sea responsable de tanto contrato temporal es una verdadera vergüenza. Que lo haga el sector privado es malo, pero que lo haga el sector público ya es de pena. Y la manera de combatir esto es votar que sí al nuevo Estatuto Laboral que combate esta temporalidad, además de defender siempre lo público. Así que si alguien quiere que vuelvan los sanitarios a la Sanidad pública ya tienen una solución parcial a la vuelta de la esquina. Y los partidos que no defiendan la disminución de la temporalidad/precariedad, no creo que tengan credibilidad a la hora de quejarse y exigir mejor atención en la sanidad pública.
La otra pata de la responsabilidad de la propagación del covid, es de los no vacunados y/o de los antimascarilla. Para ellos no hay solución voluntaria inmediata. Como es cuestión de convicción, no se van a vacunar o llevar mascarilla salvo por obligación y para eso están los semáforos rojos y multas o incluso vacunación obligatoria como en algunos países. Quizás deberíamos replantearnos nuestras prioridades y la forma de vida que nos ha traído a este problema en primer lugar. Pero eso es otro tema.
En cuanto a toda la ciudadanía en general, la responsabilidad es nuestra: hacer lo correcto.
Vamos, que no hay que explicar a estas alturas que hay que ponerse la mascarilla, mantener las distancias, estarse quietecito y seguir los protocolos en caso de positivo. Además, si los centros de salud están saturados, no le cogen el teléfono y hay más gente en los centros de lo debido, ponga usted una reclamación por escrito: reclame un servicio público de calidad.
Pero a corto plazo, solo hay una manera de parar la sexta ola: mascarilla y vacuna. Puede que moleste un poco ponerse las vacunas, pero más molesto es tener que ir a un entierro.
Importante: La Palma tiene dos nuevos puntos de pruebas covid en los vacunódromos de El Paso (Pabellón de El Paso) y Santa Cruz de La Palma (Pabellón Roberto Rodríguez Estrello) desde el 30 diciembre.
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