En torno al Barranco de Las Nieves y la idea de cubrirlo

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A mi entender es una muy desafortunada solución impropia de un urbanismo del siglo XXI, que borra la huella orográfica e histórica de unos de los elementos naturales más importantes que aún persisten en la ciudad.

Supongamos y es mucho suponer que los problemas técnicos que conlleva esa solución técnica pudieran solucionarse. La cuenca que recoge ese barranco es muy amplia, pues otros barrancos han sido desviados a ella. Supongamos, que se puede garantizar los peligros de riadas y desbordamientos, (yo no tengo la adecuada formación técnica para poder determinarlo), pero sí intuyo que sería muy difícil que se pudiera hacer a un coste razonable.

La cuestión está en determinar cuál es el beneficio de interés general que justifique una intervención de estas características. ¿Qué beneficios se pretenden obtener? ¿Generar un buen número de plazas de aparcamientos? ¿La creación de un nuevo espacio comercial?

Cubrir el barranco con una losa de hormigón y dejar una explanada ventosa de por vida como ocurrió con los aparcamientos en la Avenida Marítima que sufrimos toda una generación, no es una buena idea. ¿Se pretende con ello mejorar el número de plazas de aparcamiento de que dispone la ciudad? Si de aparcamientos se trata en el margen sur del barranco y bajo la plaza de San Fernando se podría construir un buen número de aparcamientos a un coste seguramente más razonable. Los aparcamientos en la ciudad es un problema relativo y de corta o media duración pues en unos años los nuevos sistemas de transporte que se están imponiendo en todas las ciudades (alquiler de bicicletas, y patinetas eléctricas, etc.) disminuirán la presión de esta necesidad y la solución que se pretende acometer es en cambio de carácter definitivo. Si se pretende alguna otra idea de creación de un nuevo espacio comercial en la ciudad que aún no nos han contado, en ese caso estaría bien que nos la contaran para poder incorporarla al debate. 

En las noticias de prensa publicadas los responsables municipales explicaban que “el proyecto que finalmente se implemente mantendrá plena sintonía con las propuestas presentadas por los finalistas del concurso internacional Richard H. Driehaus, pero es que ese concurso contaba con un importante hándicap. La cubrición del barranco estaba en las bases y no era una opción de los concursantes, sino una premisa que las bases imponían.

Se perdía con ello la enorme oportunidad de que arquitectos de todo el mundo aportaran ideas sobre qué hacer con el barranco, donde hubieran aflorado muchísimas e interesantes propuestas. Por contra, una decisión política previa, privó de ese debate, determinó que se cubriera y solo se dejaba a los participantes el diseñar que hacer encima de esa losa de hormigón.

Otras ciudades han abordado problemas similares. Por ejemplo, en la ciudad de Málaga hace unos años se desarrolló un concurso para la integración urbana del río Guadalmedina, con un cauce casi seco que atraviesa la ciudad. Las propuestas ganadoras no contemplaban la cubrición del mismo sino diferentes enfoques que mantenían la continuidad histórica del cauce como puentes-plaza sobre el mismo, eliminar el efecto cajón de los muros verticales del mismo con unas riberas más accesibles, o regulación del cauce para mantenerlo constante con una presa existente (solución que no es posible en nuestro caso). El arquitecto Jose Segui, ganador del concurso, manifestaba en su propuesta.“El problema de la ordenación del Río Guadalmedina no se puede centrar ni en el simple ajardinamiento de su cauce, ni tampoco en operaciones de embovedado que le hagan perder su naturaleza”, y continuaba diciendo: “La ”barrera“ no es el río, sino muy por el contrario sus actuales muros de encauzamiento. El muro es el elemento perturbador de la permeabilidad urbana. Anular el efecto ”cajón“ que provocan los muros perimetrales del río supone el principio de la solución para la ordenación del cauce recuperando sus riberas. El muro provoca un espacio inútil de cauce artificial que no tiene solución ni con su ajardinamiento (por su difícil acceso al uso ciudadano y falta de continuidad urbana), ni por su embovedado (por los graves problemas de mantenimiento y desaparición de su ”huella histórica“).

Posteriormente, ante la negativa de la Junta de Andalucía de que se tocara o abriera al público el lecho del río con soluciones de abovedamiento o ajardinamiento se desarrollaron otras ideas.

La propuesta con la que la UTE Fernández Makers-Maia ganó el contrato se ciñe al concepto de 'puentes-plaza' (amplias plataformas con miradores y zonas de estancia para salvar el cauce).

Existen otras muchas alternativas para el barranco de Las Nieves que merecería la pena desarrollar, como realizar una cubrición parcial a modo de puentes plazas que continúen los ejes de recorridos de la calle Real y Avenida Marítima sin que suponga la desaparición del barranco.

Ajustar la altura del barranco justo en su desembocadura que es excesiva. Me refiero al punto donde está el puente que continúa la avenida, esta altura, mucho mayor que la que tiene el cauce unos metros atrás, es solo motivada por continuar la rasante que trae la avenida y obligó a semienterrar todo el conjunto histórico del Castillo del Cabo. Eliminando ese puente se podría desenterrar el margen norte del barranco y se eliminaría el tráfico rodado en esa zona.

Disminuir el impacto de los muros del barranco en su lado norte, (en la lado sur es más complicado) ensanchando el cauce hacia la plaza San Fernando, para disminuir su altura manteniendo el volumen de agua que evacua e integrarlo con el conjunto histórico del Castillo del Cabo.

¿Sería posible drenar el fondo del barranco solo en su desembocadura profundizando para hacer que el mar entre unos metros en el cauce del barranco?

Hay muchas posibilidades, aparte de las esbozadas en este artículo, que se deben incorporar al debate sobre qué hacer con el barranco.

* Manuel Diego Cabrera Guerra es arquitecto

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