Los benahoaritas asociaban los terrenos de malpaíses con hechos maléficos

La Palma Ahora

Santa Cruz de La Palma —

Los fenómenos malignos fueron también asociados por los benahoaritas con sitios singulares de la naturaleza, de los que destacan sobre todo los malpaíses, según sostienen los investigadores Jorge Pais y Antonio Tejera en su libro La religión de los benahoaritas. “Se trata de terrenos poco practicables debido a las piedras sueltas, de aspecto escoriáceo, que se han formado como consecuencia de fenómenos volcánicos, pero de génesis geológica reciente, lo que da a estos sitios un aspecto raro y extraño, factor que pudo contribuir a la creencia de que en ellos se manifestaban hechos maléficos”, explican. 

En otras islas del Archipiélago, aseguran, “es frecuente encontrar cerámicas, molinos de mano y otros objetos depositados en grietas y hendiduras del terreno, o en pequeñas covachas, ocultados igualmente de manera intencionada. Desconocemos si hubo otros factores a los que consideraron también negativos, explicando el porqué se produjo igual rechazo en todas las comunidades insulares”, exponen.

A estos sitios se les denomina depósitos rituales, término que “se le ha atribuido por su similitud con otros parecidos de las poblaciones bereberes, entre quienes también cumplieron esta función, a la que destinaban los objetos que se ocultaban en lugares que se consideraban cargados de fuerzas negativas”, apuntan. “En ellos depositaban ofrendas para contrarrestar los males causados por los espíritus malignos. Al colocar estos objetos en agujeros, grietas, cuevas u otros accidentes del terreno, por donde esos espíritus salían a la superficie, neutralizaban los efectos dañinos a personas y animales, asegurando de este modo su protección”, relatan. “Se trata de pequeños santuarios denominados mzara, en los que colocan cerámica, lámparas, molinos pequeños, entre otros objetos, por creer que por ellos salen a la superficie los genios malignos o Djinn. En la Kabilia argelina ha sido común la presencia de estos depósitos rituales que las mujeres realizaban mediante invocaciones para neutralizar los efectos maléficos, o para dar testimonio a los genios o espíritus por un favor recibido”, apuntan. 

Estos depósitos rituales se han localizado en los promontorios rocosos de Los Campanarios, en Villa de Mazo, o en la zona de El Paraíso, en El Paso. “Resulta un hecho frecuente el hallazgo de cerámicas completamente rotas de manera intencionada, en el entorno en el que previamente habían sido ocultados”. También se han encontrado fragmentos de cerámica de una misma vasija al Este del Roque de Los Guerras, en Villa de Mazo, encima de las coladas de Montaña de Los Valentines, cuya erupción se produjo en torno al siglo I d.C. “Estas lavas rodearon completamente el Roque de Los Guerras, de tal forma que los fragmentos de cerámica fueron depositados después de esta erupción como posible ofrenda con la que aplacar la ira de las fuerzas malignas de los volcanes”.

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