Desaparece la única población conocida de un escarabajo tras la erupción del Tajogaite
Los biólogos Rafael García Becerra y Félix Manuel Medina, en un ensayo sobre el impacto en los endemismo locales del último volcán de La Palma en Cumbre Vieja, publicado el número 3 de la revista Cosmológica de la editorial Cartas diferentes, en colaboración con la Sociedad La Cosmológica, indican que “al menos siete endemismos locales (cinco escarabajos, un saltamontes y una planta) han podido verse afectados por esta erupción. De ellos, la especie de escarabajo Laparocerus fernandezi, ”ha perdido su única población conocida en la Isla mientras que de otra, Attalus pardoalcaldei, las coladas afectaron a uno de las dos núcleos de distribución conocidos“.
En el citado estudio analizan los endemismos locales que “se vieron amenazados por la erupción del volcán de Tajogaite”, evaluando “los riesgos de cada una de las especies”. También han elaborado un mapa de distribución de las mismas. Estas son: Parolinia aridanae (Santos, 2021); Ceutorhynchus castroi (García, 2019); Acrostira euphorbiae (García & Oromí, 1992); Metholcus abora (Bercedo, García & Arnáiz, 2007); Stenidea lorenzoi (García, 2002); Attalus pardoalcaldei (Plata, 1990); y Laparocerus (Amyntas) fernandezi (Roudier, 1957).
La reducción de sus hábitats naturales, señalan, “debido a acciones antrópicas, constituye una grave amenaza para su supervivencia cuando se enfrentan a procesos naturales como una erupción volcánica”. Un mayor estudio y conocimiento de la distribución de las especies endémicas, subrayan, “es imprescindible para evitar futuras pérdidas debido a acontecimientos estocásticos como el acaecido en esta ocasión en La Palma”.
En las conclusiones, exponen que “la fragmentación de la superficie insular debido a la actividad humana está reduciendo de manera drástica las áreas naturales que mantienen a los organismos, afectando directamente a las poblaciones de especies nativas o endémicas, dejándolas -en algunos casos- al borde de la desaparición. La actividad volcánica en las islas oceánicas actúa como mecanismo de destrucción y fragmentación del suelo pero simultáneamente actúan como divisora de poblaciones influyendo en los procesos de diversificación de las especies (Vandergast et al., 2004)”.
No obstante, añaden, “no se debe olvidar que en La Palma, como isla volcánica que es, la amenaza eruptiva debería estar siempre presente en la memoria de todos y cada uno de nosotros y de los actos que realicemos en el medio y que estén relacionados con la protección de la biodiversidad insular. Cualquier futura erupción que tuviese lugar en la isla supondría más fragmentación del territorio así como la desaparición de nuevas áreas naturales y con ello podría dejar en el recuerdo la existencia de una especie que se iría para siempre”.
Algunas comarcas, detallan, como Hoyo de Las Norias, El Charco Verde y El Remo, “son al mismo tiempo los locus typicus de los cuales proviene la serie típica con la que se realizó la descripción original de P. aridanae, C. castroi, M. abora, S. lorenzoi, A. pardoalcaldei y A. euphorbiae, lo que realza la importancia de preservar estos espacios de los que proceden los holotipo y paratipo”.
La caracterización de sus hábitats “permitiría la posibilidad de establecer, en zonas próximas con su vegetación potencial, nuevos núcleos poblacionales como refuerzo de efectivos para estos endemismos singulares”.
Durante la erupción del volcán de Tajogaite, exponen en el estudio, “se vieron afectadas localidades que englobaban diferentes ecosistemas como el pinar canario o los matorrales termófilos y xerofíticos, alcanzando un perímetro de 69 kilómetros (km)y cubriendo una superficie de 1.241 hectáresas (Copernicus, 2021)”. Precisan que “un total de 119 especies de la flora y fauna insular fueron afectadas (50 plantas, 42 invertebrados y 27 vertebrados), el 33,6% de ellos endémicos de Canarias (Nogales et al., 2022). De todos estos grupos, al menos 24 taxones se corresponden con endemismos exclusivos de La Palma. Cuatro son plantas (el arrebol Echium brevirame, el bejeque Aeonium davidbramwellii, la magarza Argyranthemum haouarytheum y el tomillo Micromeria herphyllomorpha), tres vertebrados (el lagarto tizón Gallotia galloti palmae, el pinzón vulgar Fringilla coelebs palmae y el herrerillo canario Cyanistes teneriffae palmensis) y 17 invertebrados. Entre estos últimos caben destacar, entre otras especies, al saltamontes Arminda palmensis, escarabajos como Anthaxia feloi y los gorgojos Laparocerus cristatus y L. tanausu, moscas como Promachus palmensis; entre las mariposas esta el manto de Canarias Leptotes webbianus palmae y de las avispillas destacamos a Andrena wollastonii acuta y Lasioglosum viride palmae”.
La mayoría de las especies que “se detectaron en la zona de influencia de la erupción volcánica, tanto a la altura del cráter como de las coladas volcánicas, no se encontraban previamente comprometidas por lo que sus poblaciones, a nivel insular, no corrieron el riesgo de desaparecer. Sin embargo, unas pocas sí que se vieron claramente amenazadas por la erupción. De las conocidas hasta ahora, se han identificado a siete de ellas: una englobada en el reino vegetal y seis en el animal”.
Esta especies son:
-Parolinia aridanae (Santos, 2021). “La dama palmera vive en un área muy reducida de unas 3 hectáreas (h) con una población de unos 300 individuos. Muchos de ellos se encuentran en precaria situación debido al estrés hídrico y amenazados, tanto por la presencia de herbívoros introducidos -sobre todo el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) o las cabras (Capra hircus)-, como gravitacionalmente por desprendimientos en el acantilado de Punta de Jedey, bajo el cual se asienta la citada población. Además, está limitado por cultivos de plataneras, una pista y una zona donde se producen vertidos ilegales de escombros que afectan a muchos ejemplares. Se localiza a poco más de 3 km de las coladas del Tajogaite”.
-Ceutorhynchus castroi (García, 2019). “Este pequeño gorgojo está íntimamente ligado a su huésped, la dama palmera, y constituye un claro ejemplo de adaptación evolutiva entre dos especies (coevolución interespecífica). Su ciclo vital es desconocido, aunque otras especies del género viven en las raíces y tallos de sus plantas anfitrionas. Al ocupar, por tanto, la misma superficie que la planta y estar ésta amenazada lo estará su comensal”.
-Acrostira euphorbiae (García & Oromí, 1992). “El saltamontes áptero de El Remo está íntimamente ligado a las tabaibas amargas (Euphorbia lamarckii). Es una especie amenazada, catalogada como en peligro de extinción. Vive en una estrecha franja de apenas 500 metros de ancho por 6 km de largo, pero sin ocuparla homogéneamente pues presenta ocho núcleos poblacionales en los que se concentran los individuos. Buena parte de su superficie de distribución está fragmentada en ‘kipukas’ creadas por las lavas de las erupciones de Jedey (1585), El Charco (1712) y San Juan (1949).
La población más cercana de esta especie a las lavas del volcán de Tajogaite se localiza a unos 2 km de distancia y, por las observaciones que se pudieron realizar durante la erupción, solo se vio afectada parcialmente por la caída puntual de ceniza, la cual no alcanzó más de un centímetro de espesor en esta comarca“.
-Metholcus abora (Bercedo, García & Arnáiz, 2007). “Pequeño escarabajo xilófago que está ligado a la hierba risco de las que se alimenta. Sus poblaciones se ubican en una pequeña parcela, de apenas 5 ha, en el Hoyo de Las Norias. Aunque la zona presenta la vegetación potencial de ese piso bioclimático, el área está muy amenazada al estar limitada al norte por viviendas, al este por extracciones de áridos, al sur por las coladas del San Juan y cultivos de plataneras y al oeste por más cultivos de plataneras. Se localiza a unos escasos 250 m de las lavas del volcán de Tajogaite. Por lo tanto, se encuentra en una situación muy precaria de conservación dependiente de cualquier evento, natural, accidental o provocado que afecte directamente a esta pequeña parcela de terreno”.
-Stenidea lorenzoi (García, 2002). “Este poco abundante escarabajo xilófago, de la familia de los longicornios (Cerambicidae), vive en la misma zona que la especie anterior e igualmente está ligado a la hierba risco; por lo tanto, tiene la misma distribución y, por ello, sometida a los mismos riesgos y amenazas que se comentaron previamente”.
Attalus pardoalcaldei (Plata, 1990). “Este escarabajo florícola se le suele observar libando sobre las flores del cardón canario (Euphorbia canariensis L., 1753). Sus poblaciones se localizan en la franja del acantilado que va desde el Hoyo de Las Norias hasta el Charco Verde. De hecho, la llegada al mar de las coladas volcánicas del Tajogaite en la zona de El Charcón, cerca de la playa de Los Guirres, destruyó completamente uno de los cardonales que era un punto de encuentro con esta especie. Por lo tanto, la destrucción de ese entorno ha supuesto la desaparición de esta especie en ese lugar, reduciendo considerablemente su distribución y abundancia en la Isla. La única población conocida de este taxón se encuentra, actualmente hacia el sur, a unos 3,5 kilómetros de las lavas del volcán”.
-Laparocerus (Amyntas) fernandezi (Roudier, 1957). “Este es un ejemplo que nos ayuda a corroborar estas afirmaciones pues se trata de un escarabajo endémico de Tenerife que tenía una pequeña población, probablemente introducida, en el pago de Las Norias (360 m s.n.m), muy cerca de Todoque. Esta localidad y, por tanto, la especie en La Palma fue destruida por las coladas de lava del reciente volcán de Tajogaite (Machado, 2022), lo que pone de manifiesto la fragilidad de las poblaciones insulares de expansión reducida”.
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