“La vida es eterna porque el espíritu de una persona sigue vivo al separarse del cuerpo físico”
El espíritu, sostiene, “sigue vivo al separarse del cuerpo físico, luego la vida es eterna y continuada, y el espíritu se puede comunicar con el plano físico a través de la mediumnidad”. Mauro Barreto (Tijarafe, 1948) es profesor, investigador de la fenomenología mediúmnica y espiritual en general y miembro del Grupo Espírita de La Palma. Este sábado, 12 de julio, a las 18.45 horas, presentará una ponencia en el Museo Benahorita de Los Llanos de Aridane en el marco de las XVI Jornadas de Integración Humana de La Palma que lleva por título 'Algo más que un cuerpo físico: ¿Somos seres de luz?'. En su intervención defenderá que “todos los cuerpos emiten fotones, como lo demostró el doctor Kaznacheyev. La luz no es sino una onda y un fotón, por tanto, todos los seres emitimos luz, sólo que nuestro ojo no lo percibe. Esa luz es la irradiación del espíritu que será cada vez mayor en la medida que el ser se espiritualice, evolucione”, ha explicado a LA PALMA AHORA.
Barreto, que ha viajado por diferentes países investigando la fenomenología mediúmnica e impartiendo conferencias, nació en Tijarafe y “viví de niño en una familia 'intensa', lo que me enseñó el valor de la cooperación. A los 12 años conocí el Espiritismo, que es una filosofía de vida que lleva al hombre a que se conozca más a sí mismo en su parte esencial y las leyes que rigen la creación, lo que nos permitirá, si ajustamos nuestra vida a esas leyes, vivir con más armonía”, afirma. “La filosofía espírita se apoya en una idea nueva de Dios, como energía, vibración o amor. Todos tenemos un espíritu, que es una parte de Dios y que como la parte es igual al todo, somos dioses en potencia todos los seres humanos”, defiende.
Sostiene que “todo evoluciona, desde lo más simple a lo más complejo. Existe una pluralidad de mundos habitados, y cada mundo es como una escuela, que, alcanzado el nivel que le corresponde a uno, se pasa a otro que empieza donde terminamos en el anterior, y el fin último del ser humano es vivir en verdadera fraternidad”. Los principios de la filosofía espírita “abren puertas y permiten una visión más amplia de la vida, elevan nuestra autoestima permitiéndonos una realización más plena, centrada en lo que es el crecimiento personal, el estudio, el trabajo y el servicio”.
Mauro Barreto llegó al Espiritismo “porque tenía inquietudes. No encontraba justicia en ese Dios vengativo que mandaba plagas y elegía pueblos y en esa búsqueda encontré a una persona que había traído libros de América, libros espíritas, que me permitieron compartirlos y encontré en ellos muchas de las respuestas que buscada y de allí hasta hoy he seguido profundizando en todas sus enseñanzas”. El Espiritismo, recuerda, “surgió en 1857 en Francia, de la mano de un gran pedagogo, Alland Kardec, y desde sus comienzos fue público, podían asistir todas las personas libremente”. Cree que el temor que infunde esta filosofía a algunas personas, que la asocian a las ciencias ocultas y al más allá, es “producto de la ignorancia o el desconocimiento, como ocurre en cualquier otro ámbito de la vida”.
La fenomenología mediúmnica, la que permite actuar de mediador a una persona para comunicarse con los espíritus, incluye un amplio campo de variedades. Barreto describe con precisión cada una de ellas. “Está la del escribiente, también llamada psicografía, donde el espíritu controla el brazo del médium e impulsa su mano para que vaya escribiendo el mensaje; la del parlante, denominada psicofonía, en la que el espíritu comunicante proyecta su acción psico-magnética sobre ciertas áreas sensitivas y motoras del córtex cerebral del médium y se vale de sus órganos vocales; la del vidente, que permite que el médium perciba visualmente espíritus e imágenes de la vida espiritual; la auditiva, mediante la cual el médium escucha las voces de los espíritus o los sonidos producidos por ellos; la intuitiva, que posibilita al médium captar en estado consciente las informaciones o reflexiones que un espíritu le transmite; tiptología, en la que aprovechando energías prestadas por el médium, el espíritu provoca golpes, raps o sonidos en el interior de un objeto; aporte, incluye toda clase de movimientos de objetos materiales, que son provocados por los espíritus. El aporte es la aparición de objetos en lugares que están herméticamente cerrados; materialización, donde los espíritus se hacen temporalmente visibles de forma parcial o total; voz directa, los espíritus hacen oír su voz sin servirse de los órganos de fonación del médium; escritura directa, los espíritus escriben palabras o mensajes en hojas de papel en blanco o en pizarras, sin la ayuda de las manos del médium, y curativa, en la que los espíritus intervienen para producir curaciones de naturaleza física o psíquica”.
Cuando se le pregunta a Mauro Barreto qué hay después de la muerte, responde: “Hermes Trimegisto nos dijo: 'Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba'. Lo que aquí existe es un reflejo de cómo es la dimensión espiritual. Aquí hay valles, montañas, ríos, vegetación, hospitales, conservatorios...Arriba es exactamente igual. De esa forma cuando pasamos de una dimensión a otra nos es más fácil adaptarnos”. “El conocimiento espiritual nos enseña que la muerte no existe. Sólo la disgregación del cuerpo físico. Es normal que los espíritus se comuniquen, no únicamente con quienes estudiamos la filosofía espírita, sino con todos, y de hecho muchos hemos visto familiares en sueños con la claridad y la normalidad que les caracterizaba cuando estaban entre nosotros, o que reciben intuiciones”, añade.
Las experiencias, en opinión de Barreto, “nos enriquecen y nos ayudan a crecer; toda la naturaleza trabaja a favor de nuestro crecimiento. Para que la comunicación se dé entre un espíritu y un ser encarnado, tiene que haber un médium, igual que ocurre con la voz de la emisora, que necesita de un aparato de radio para escucharla”. “Todas las personas tenemos capacidades mediúmnicas, pero no todos contamos con la sensibilidad suficiente para que esa comunicación sea visible u observable”, asegura.
La primacía de lo material en detrimento de lo espiritual es un error de la sociedad actual. “Los apegos materiales nos limitan y atan, dificultando la realización espiritual, o haciendo el tránsito más doloroso. Cada ser humano está en su nivel y lo importante es seguir evolucionando, para que nuestra vida sea cada vez más rica en valores y nuestros merecimientos nos permitan mayor nivel de armonía”, apunta.
Cuestionado sobre cómo afronta la muerte la sociedad actual, Mauro Barreto responde: “Poco a poco se va teniendo una idea más abierta y el conocimiento espiritual la muestra como algo natural, siempre abriendo posibilidades de cambios y superaciones”.