50 años del Telescopio Isaac Newton (INT): de Hertsmonceux a La Palma
El Grupo de Telescopios Isaac Newton (ING) del Observatorio del Roque de Los Muchachos celebra en 2017 dos efemérides relevantes: el 30 aniversario de la primera luz del Telescopio William Herschel (WHT) y el 50 aniversario de la primera luz del Telescopio Isaac Newton (INT), que fue inaugurado en el sur de Inglaterra el 1 de diciembre de 1967 por la Reina Isabel II y que, tras unos años de operación, fue trasladado a La Palma donde retomó la actividad en 1984. Marc Balcells, investigador afiliado del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), profesor honorario de la Universidad de Nottingham y director del ING, ha asegurado en una entrevista con La Palma Ahora que “tenemos grandes proyectos para ambos telescopios”. “Para el Newton contamos con una propuesta de un consorcio liderado por la Universidad de Cambridge de construir un espectrógrafo de alta precisión que servirá para observar estrellas cercanas y poder determinar cuáles de ellas cuentan con planetas como la Tierra capaces de albergar vida”, explica Balcells, que pertenece al Science and Technology Facilities Council (STFC) del Reino Unido y que desde hace 20 años reside entre Tenerife y La Palma. “Soy catalán, pero me siento ya como un hijo adoptivo de la Isla, un canario a todos los efectos”, dice.
-¿Cómo llegó a La Palma el Telescopio Isaac Newton (INT)?
-El Telescopio Isaac Newton (INT) fue concebido en Inglaterra al finalizar la Segunda Guerra Mundial, sobre los años 1946-1947. Se propuso construir lo que entonces se llamaba un gran telescopio, que era un telescopio de dos metros y medio.
Su construcción tuvo muchos avatares y finalmente se inauguró en 1967 en el sur de Inglaterra, en Herstmonceux, pero allí el tiempo no era suficientemente bueno para la calidad del telescopio y el aprovechamiento resultaba muy bajo. Después de un año de funcionamiento se estableció un comité para buscar soluciones a ese problema, y todas las soluciones pasaban por encontrar otra ubicación. A principios de los 70 los astrónomos ingleses ya estaban aquí en La Palma haciendo campañas de observación en El Roque, subiendo con mulos y viviendo en tiendas asistidos por alguna persona de Garafía que les llevaba pan, leche y queso.Y en El Roque coincidieron los ingleses, que buscaban ubicación para el Isaac Newton, y también los suecos, que hacían lo propio para un telescopio solar, lo que después sería la Torre Solar Sueca. Las campañas en La Palma fueron un éxito y enseguida se decidió que era el sitio ideal para el INT. A esto hay que añadir los esfuerzos de Francisco Sánchez, el que fuera director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que vio una oportunidad e impulsó a nivel nacional un marco que permitiera a estos institutos extranjeros venir e instalar sus telescopios en La Palma, lo que dio lugar a los acuerdos internacionales de 1979. Acuerdos que partieron, en gran medida, de la necesidad de encontrar una buena ubicación para un telescopio ya existente como era el Isaac Newton, que tuvo su segunda inauguración en La Palma en 1985, aunque en 1984 ya estaba sacando datos.
-¿Qué ha cambiado en la astronomía observacional y la investigación desde entonces?
-Desde aquellos tiempos hasta ahora la tecnología ha avanzado de una forma vertiginosa. En 1984 no existía Internet, ni teléfonos móviles, ni correo electrónico. Solo había una forma primitiva de correo electrónico, pero con un sistema muy rudimentario. Los datos que se sacaban se grababan en una cinta magnética, que medía 24 centímetros, y para una noche de observación se necesitaban unas dos cintas, así que si estabas una semana te ibas con una caja llena; luego tenías que pasarlas por el aeropuerto y llevártelas a casa, cargando con todo ese peso. Y cuando se establecieron controles en el aeropuerto teníamos, además, que pasar las cintas por los rayos x, lo que suponía un peligro para los datos porque podían estropearse. Ahora la electrónica nos permite recoger los datos y darle a una tecla para enviarlos a nuestro instituto a cualquier lugar del mundo. También tenemos mejores instrumentos, sobre todo en el campo de los detectores, donde desde los años 80 se ha mejorado de una forma significativa. En los 70 hubo una especie de pugna para determinar qué tipo de detector electrónico iba a sustituir a los que se usaban hasta entonces, que eran sobre todo placas fotográficas: casi todos los datos astronómicos que se tomaron hasta finales de los años 70 estaban en estas placas que había que revelar en el laboratorio. Posteriormente, en 1980 ya se vio que el detector principal del futuro iba a ser la cámara CCD, la misma que tienen los móviles, que es la que se usa en los telescopios, pero aquí para lograr más sensibilidad a la luz débil, a la luz nocturna, tenemos que enfriarla, instalar un sistema para mantener esos detectores a una temperatura de unos 200 grados bajo cero, y eso se hace con nitrógeno líquido. Estas han sido las diferencias principales. Con la mejora de los detectores podemos hacer observaciones más profundas y ver fuentes más débiles y entre ellas las fuentes más lejanas.
-¿Puede funcionar al más alto nivel un telescopio durante tantos años?
-Sí, pero hay que hacerle mejoras de vez en cuando. El Telescopio Isaac Newton, todavía hoy, usa una electrónica para moverse y apuntar que se diseñó en los años 70, algo casi prehistórico, pero funciona muy bien. Tenemos un proyecto para sustituirla por la electrónica moderna, porque ya no hay repuestos para esos componentes ni profesionales que sepan mantener y reparar estos equipos.
-¿Es dura la competencia de telescopios como el Grantecan?
-El Newton cuando vino a La Palma ya se concibió como un telescopio que iba a trabajar codo con codo con otro más grande, el Herschel. Es muy normal poner un tándem de dos telescopios, uno de ellos con un tamaño que aproximadamente doble al del otro. El más pequeño saca las imágenes del cielo para caracterizar la primera información sobre las fuentes que queremos estudiar, y el más grande hace lo que se llama el espectro de esas fuentes, es decir, descomponer la luz en sus componentes, en sus colores, para poder obtener información sobre las características físicas de las estrellas y las galaxias. El Newton se utilizó para tomar las imágenes y los espectros se realizaron con el Herschel. Luego llegó el Grantecan y, en algunas ocasiones, el Herschel capta las imágenes para la espectroscopía que se hace con el Grantecan, cada uno sigue teniendo su papel. Cuanto más grande es un telescopio más luz recoge pero su campo de visión también es menor; los telescopios más pequeños tienen una capacidad menor de recoger luz pero poseen un campo de visión más grande, y esto les permite seguir siendo útiles porque abarcan más en una misma exposición, en lugar de ver solo una estrella y sus cuatro vecinas, observan una zona amplia del cielo. Esto permite realizar cartografiados, ir haciendo un mapa del cielo. El Newton ha hecho un mapa de la Vía Láctea.
-¿Qué les deparará el futuro a los telescopios William Herschel e Isaac Newton?
-Esta pregunta surge cada diez años, y no es por casualidad. Es normal que un proyecto lleve unos cinco años de gestación y entre cinco y diez de ejecución, y eso quiere decir que cada década tenemos que plantearnos si un telescopio sigue siendo útil, si conviene seguir invirtiendo en su mantenimiento. Entonces se inicia un debate, un proceso en el que consultamos a los astrónomos, y normalmente se crean comités, se hacen reuniones, se recaban ideas y se toman decisiones. Tanto para el Newton como para el Herschel hemos hecho eso y el resultado es que tenemos grandes planes para el futuro de ambos telescopios. En el caso del Herschel hemos concebido un gran proyecto, con la construcción de un gran espectrógrafo, que tiene detrás una comunidad científica de más de 200 astrónomos de España y de otros países europeos. El instrumento está a punto de terminarse, se va a instalar en 2019 y durante los siguientes cinco o diez años realizará grandes cartografiados del cielo. Para el Newton, el camino que hemos seguido es parecido y ha dado lugar a otro tipo de ciencia, a una propuesta de un grupo de la Universidad de Cambridge de construir un espectrógrafo de alta precisión que servirá para observar estrellas cercanas y poder determinar cuáles de ellas cuentan con planetas como la Tierra capaces de albergar vida. Este nuevo proyecto refleja una nueva línea fundamental de la astrofísica moderna que ha surgido en los últimos diez años. Hace 20 o 30 años las grandes preguntas giraban en torno a la evolución de las estrellas (cómo nacen, cómo mueren, cómo se forman las galaxias, cuándo se formaron) y a la cosmología (cuándo se formó el universo, cuál es su edad, cuál es su destino). Todavía no tenemos respuestas a todas estas preguntas, pero sí un camino trazado para su estudio. La pregunta nueva ha surgido en la última década cuando se ha visto la capacidad que teníamos para poder detectar planetas en estrellas cercanas. Esto ha añadido una nueva gran pregunta a la astrofísica moderna: ¿qué estrellas albergan planetas?, ¿cómo son estos planetas?, ¿hay planetas similares a la Tierra que podrían albergar vida? El instrumento que se está construyendo para el Newton va a permitir avanzar mucho en la respuesta a estas preguntas. El Newton se va a dedicar de una forma casi exclusiva a estudiar la existencia y las características de planetas similares a la Tierra en estrellas cercanas al Sol.
-¿Cuántos palmeros trabajan en el Grupo de Telescopios Isaac Newton (ING)?
-Los ingleses y holandeses del Grupo Isaac Newton -era ya una colaboración angloholandesa- formaban parte del Observatorio Real de Greenwich y vinieron e instalaron la sede remota en La Palma para construir sus tres telescopios. En un principio, todo el personal era inglés y holandés, salvo algunos puestos de escalafones poco tecnológicos, pero eso ha cambiado mucho, y a lo largo de los años ha habido una gran transformación. Ahora mismo, de los 40 trabajadores del Grupo Isaac Newton, la mitad son españoles, y de ellos, 15 canarios. Es una proporción muy alta. En nuestra organización trabaja actualmente personal de La Palma de todos los niveles, desde astrónomos e ingenieros hasta informáticos, administrativos o mecánicos. Esto refleja hasta qué punto la presencia de los observatorios ha sido un revulsivo educativo en la Isla. Los jóvenes palmeros han visto en los telescopios de El Roque un atractivo muy fuerte que les ha inclinado a estudiar carreras técnicas y científicas.
-¿Cómo han celebrado el 30 aniversario del WHT y qué tienen previsto para conmemorar el medio siglo de INT?
-Los 30 años del Herschel los celebramos con una pequeña ceremonia en el telescopio con los astrónomos de los distintos institutos. Para el Newton preparamos algo distinto. Como se inauguró hace 50 años en el sur de Inglaterra, en Herstmonceux, en lo que antes era un observatorio y ahora un museo de la astronomía, el 1 de diciembre se celebrará allí la ceremonia del 50 aniversario y nosotros organizaremos en La Palma un acto paralelo para hacer una conexión remota, por vídeo, de forma que podamos mantener una conversación con Herstmonceux. Les daremos la posibilidad a los astrónomos que están en Inglaterra de observar con el telescopio Isaac Newton gracias a la tecnología moderna. Yo estaré allí.