Agua, rayos y truenos sobre LPGC
Son las 03.21 de este martes de reanudación de las clases y paso de la tormenta sobre Gran Canaria rumbo a Fuerteventura y Lanzarote. Un tremendo rugido similar a centenares de cajas apiladas derrumbándose interrumpe el sueño. El patio interior es un concierto de goterones ensordecedores, constantes, machacantes, que amplían su resonancia a medida que arrecia, afuera, la lluvia.
Y de repente, se hace la luz. Pero son las 03:21. ¡La tormenta ya está aquí! La previsión del Gobierno de Canarias de que durante la madrugada descargaría con fuerza sobre Fuerteventura y Lanzarote se ha retrasado unas horas. Descarga con virulencia de madrugada sobre Las Palmas de Gran Canaria. Y el espectáculo de una noche blanca de rayos, truenos y centellas hace saltar de la cama al más perezoso de todos.
La estampa es increíble. Nunca vista con la silueta del hotel Don Juan (AC Gran Canaria) de fondo. Cae con fuerza agua, se forman ya charcos sobre la calle desnuda, apenas un taxi, un coche de la Policía Local. Y enfrente, donde debe verse de día el contorno de las tres montañas de La Isleta, el cielo se resquebraja. Blanco deslumbrante, abierto arriba, de par en par, por un rayo electrizante. Truenos constantes transitan al norte de Las Canteras.
Son fogonazos de luz brillante uno detrás de otro. Por segundo parece ser de día. Por instantes parece que el cielo se cae sobre el asfalto mojado. Y retumba a lo lejos, quejica, el FMA este que ha de cebarse con gusto en unas horas sobre las islas hermanas de Oriente.
Este martes volverán a abrir colegios e institutos en la ciudad, la isla y casi todo el Archipiélago. Sin embargo, la constante lluvia que ha caído durante la madrugada sobre LPGC augura una mañana de tráfico e incidencias complicada.
Con sólo cuatro gotas, las riadas desde la Ciudad Alta suelen desbordar alcantarillas, muros y todo lo que se encuentre por el camino barrancos abajo: Don Zoilo, Paseo de Chil, La Ballena-Guanarteme, de los riscos a la ciudad fundacional....
Veremos en unas horas, cuando salga el sol -es un decir- y se escuchen, en vez de truenos, las pitas de los coches y las guaguas.
Son las 04:05. Ya sólo se escucha algún fiero animal lejano de esas nubes bajas, oscuras como cajas. La luz cegadora baja su intensidad a esa tediosa bombilla a punto de dar la última boquiá, que se resiste todavía a apagarse.
Ya no llueve con intensidad, pero el viento quiere hacer acto de presencia...
Que tengan un buen día. Y mejor servicio.