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Coalición Canaria afronta su primer congreso fuera del poder: el concepto de nación o su tendencia ideológica centran el debate

El secretario general de CC, José Miguel Barragán y las diputadas Guadalupe González Taño y Ana Oramas.

Jennifer Jiménez

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“¿Se mantiene el principio de Canarias como nación, es algo a exponer como elemento común para todo el nacionalismo canario o es preciso matizar o extender esta concepción?”  Es la pregunta con la que arranca el debate abierto en Coalición Canaria de cara a la celebración de su primer congreso después de haber perdido el poder político en el Archipiélago. La cita tendrá lugar en el mes de mayo, pero ya se ha abierto un período de recogida de propuestas en el que puede participar tanto la militancia como la ciudadanía en general. En el documento colgado en su página web, el primer concepto que se plantea es el de nación, sustentada hasta ahora en que “existen razones históricas, geográficas, económicas, culturales e identitarias objetivas que configuran la nación canaria y que como tal nación tiene derecho a su autogobierno”. Ahora plantea además “¿qué conlleva y hasta dónde alcanza o debe alcanzar el ejercicio del autogobierno?”

El debate tan intenso al que se somete CC toca numerosos principios que hasta ahora configuraban a la formación. Es en realidad su séptimo congreso pero en esta ocasión se celebra en un contexto muy diferente, con un partido que además llega dividido tras la decisión de la diputada Ana Oramas de no apoyar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno pese a lo que había acordado su Comité Permanente. En el documento, promovido por el actual secretario general, José Miguel Barragán, se  justifica la necesidad de debate y se asegura que, si se atiende a los resultados electorales, se puede afirmar que CC es una fuerza “consolidada”, “refrendada electoralmente por la sociedad y que se mantiene como alternativa de gobierno”. Sin embargo, achaca el hecho de que haya perdido poder en las instituciones al “proceso de alianzas postelectorales establecidas”. A juicio de la organización, “parece claro que la mejora general de nuestros resultados supuso tanto el refrendo de su fortaleza y de la opción nacionalista como la percepción de la peligrosidad que representaba para los intereses del resto de las fuerzas”. 

La identidad y la canariedad, que Coalición Canaria ha querido reforzar en sus años de poder, también protagonizan este debate. Hasta ahora, había mantenido que como “pueblo” al Archipiélago le une un “conjunto de circunstancias y manifestaciones identitarias singulares” que le diferencian y representan. Son características de índole “cultural, histórica, artística y afectivas”. En este debate previo se tiene en cuenta el período de globalización que ha afectado a todo el mundo y por ello pregunta si es posible trazar esa definición basada en dichas circunstancias o qué elementos distinguen y definen esa identidad. La organización va más allá y cuestiona qué alcance tiene la referencia a nación canaria y soberana en el diseño de su destino.

Autocrítica solo centrada en la ruptura con NC y la desatención a la militancia

En el documento con el que CC quiere reflexionar sobre su futuro e identidad realiza una mirada hacia su historia y habla de “luces y sombras”. Recuerda que nace como marca política en las elecciones generales de 1993 en el formato de coalición electoral. “Mucho se ha escrito sobre el pilar que sostiene el proyecto de CC es la capacidad de gobierno real que ha tenido en su mano en estos 25 años. Pero lo cierto es que CC ha perdido y vuelto a ganar Ayuntamientos y Cabildos en este tiempo demostrando así su fortaleza”, insiste la formación, sin entrar a hacer autocrítica en este punto. En el escrito presume de haber  “renovado la idea del moderno nacionalismo canario” y de haber dado “un giro importante al proceso de modernización de las Islas”, siendo clave en “la defensa de sus intereses” ante el Gobierno de España. En este punto, hace mención al Estatuto de Autonomía que entró en vigor el pasado año. 

Para Coalición Canaria, la principal sombra en sus 25 años es la ruptura con Nueva Canarias y haber dedicado menos atención e interacción con la militancia, al haber estado sus dirigentes “centrados en  gestionar los gobiernos locales, insulares y autonómico”, así como en su “labor en las Cortes”. No obstante, a su juicio, ha contribuido al impulso y reconocimiento de la identidad de Canarias como pueblo. Sobre el distanciamiento desde 2005 con el partido de Román Rodríguez destaca que sí que le ha pasado factura en Gran Canaria, pero que en otras islas su representación es “testimonial” y subraya que la opción CC-PNC es la mejor alternativa de proyecto. En este apartado cuestiona: ¿Qué estrategias de implantación territorial se podrían poner en marcha para seguir siendo una opción nacionalista de gobierno real en las islas? o ¿cómo se puede impulsar y revalorizar la identidad canaria como pueblo sobre los valores que representa “la canariedad”?

En su análisis, CC se sitúa como una “fuerza progresista” que tiene su amplio espectro de votantes en el centro ideológico, pero “con apoyos de votantes de centroizquierda y centroderecha”. Sobre el partido de Román Rodríguez asegura que ha apostado por cerrarse ideológicamente como una fuerza de izquierda, “un argumentario utilizado para justificar la ruptura con CC”. En opinión del partido de Barragán, NC ha querido aparecer como una alternativa real a su formación, pero “en realidad, hay una amplia base de coincidencia” y es debido a esos puntos de encuentro por lo que han concurrido unidas en las elecciones generales de 2011 y en las de 2019. Cuestiona así si CC debe liderar el nacionalismo ocupando la centralidad o ser “parte de las mayorías sociales de las que fue integrante en sus orígenes”. 

El documento de CC reprocha que se le sitúe “intencionadamente” en la derecha cuando “ni estatutariamente, ni en nuestras ponencias ideológicas ni en los programas electorales existe tal definición”. No obstante, realizan la siguiente pregunta a la ciudadanía: “¿Debe CC abrir el debate sobre su posición ideológica o debe seguir apostando por ser una fuerza progresista, con amplio apoyo entre las personas que se definen en el centro ideológico que engloba a personas más de centroizquierda o de centroderecha?” y añade otra “¿es hora de huir de las etiquetas y centrar nuestro proyecto político como un partido cuya única ideología es Canarias?” En ese debate sobre su ideología, también se cuestiona: “¿Es preciso definir políticamente a Coalición Canaria en el espacio político clásico de izquierda-derecha y mantener esa definición como elemento determinante de sus políticas de alianzas?”

Coalición Canaria pregunta así mismo a la ciudadanía por el modelo de Estado a defender desde Canarias. Si se abre un proceso de revisión del marco constitucional en el Estado. “¿Debemos seguir manteniendo un Estatuto especial para Canarias y seguir defendiendo un modelo federal del Estado? ¿Debemos reforzar nuestra posición para garantizar  la defensa y uso del mar canario que ya está en nuestro Estatuto autonómico?”, pregunta. 

La formación, por otro lado, reflexiona sobre su relación con otros nacionalismos de España, sobre la realidad insular y cómo hablar de Canarias en plural: “¿Tiene sentido mantener el modelo provincial y el estatus de islas menores y mayores, capitalinas y no capitalinas en la actualidad?”, llega a plantear. Así mismo, ahonda en cuestiones sobre la concepción de Archipiélago y en otras relacionadas con la estructura de partido como la doble militancia o la conexión con la sociedad civil y qué herramientas se deben emplear para mejorar la participación. 

Aunque el documento habla resumidamente de algunos conceptos más globales como la sostenibilidad, la calidad de vida, la importancia de construir un territorio seguro o la solidaridad, sí que huye de abrir el debate sobre posicionamientos en materia de Igualdad: “¿es CC un partido feminista?”, o en materia migratoria “¿cuál es la política migratoria que defenderá CC?”, o sobre otros asuntos relacionados con los derechos humanos. El debate se centra más en su identidad como partido nacionalista y la estrategia a seguir después del congreso de mayo, en el que se elegirá a su secretario o secretaria general. A esa persona le tocará la tarea de intentar volver a recuperar el poder perdido en las instituciones. Hasta el próximo día 15 de marzo se pueden entregar propuestas a la Secretaría de Organización Nacional o a través de la web. Existen dos procesos abiertos, el de las aportaciones de la militancia y el de la ciudadana ya que, en palabras de Barragán transmitidas en un comunicado, el partido quiere un debate abierto que ayude a elaborar las ponencias “que van a marcar el rumbo de trabajo de la organización en los próximos años”. 

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