Contenemar cierra dejando un reguero de deudas

El Juzgado de lo Mercantil Número 9 de Madrid, ha dado por finalizado el concurso de acreedores de Contenemar Tenerife declarado en el año 2009. Este paso supone que ya se sabe el montante total de las deudas y del dinero con el que se cuenta para poder cubrirla. En estos momentos se calcula que la empresa propiedad de la familia Seguí adeuda sólo en Tenerife a la Autoridad Portuaria más de 20 millones por la ocupación del suelo, un millón a la Seguridad Social y otro tanto a los trabajadores. Por el contrario, en los ingresos apenas se contabilizan poco más de 600.000 euros que se corresponden a la venta de 700 contenedores y cinco grandes grúas que sólo servirán para chatarra dado su mal estado.

El Juzgado madrileño ahora se da un plazo de diez días para que quienes reclaman el abono de estas cantidades se personen en este procedimiento para intentar cobrarlas. Los trabajadores de la empresa en Tenerife exigen el abono de alrededor de un millón de euros, aunque las posibilidades de que puedan percibir la totalidad son bastante remotas.

En primer lugar se tendrá que saldar las cantidades pendientes con la Seguridad Social y luego con los antiguos operarios y empresas. La venta del material que estaban situado en la Dársena de Los Llanos a dos compañías apenas ha arrojado un beneficio de un millón de euros, de los que Contenemar recibirá 600.000 y el resto irá a parar a la empresa de estibadores La Candelaria. En estos momentos la naviera JSV está procediendo al desmantelamiento de una de las dos grandes grúas que aún se mantienen en este lugar, junto con un grupo de un centenar de contenedores. Unas labores que deberán concluir del todo antes de finales de mayo. Sin embargo, no se sabe qué ocurrirá con la última de las grandes grúas cuyo comprador aún no está claro. Se calcula que en toda España Contenemar puede mantener deudas por valor de más de 60 millones.

Hasta el momento de declararse la quiebra la naviera, llegó a sostener el 30% del tráfico de contenedores de isla, ya que operaba con entre diez y doce barcos de forma simultánea. Desde el momento del cierre se produjo un retroceso de alrededor del 10% en el tráfico de mercancías. De forma paralela esta actividad se tuvo que canalizar a través de otras navieras que trabajan con la Compañía Auxiliar del Puerto (Capsa), en la única terminal de contenedores con la que desde entonces cuenta el puerto capitalino, frente al barrio de María Jiménez.

Otro de los acreedores de la naviera propiedad de la familia Seguí es la Autoridad Portuaria, a la que se adeuda seis millones de euros por año por la ocupación del suelo que también era pagada por La Candelaria. Una cantidad que el propio presidente del organismo estatal, Pedro Rodríguez Zaragoza, considera ya de imposible cobro. El Juzgado madrileño pidió a principios de 2011 que se le remitiera el expediente que hasta entonces se tramitaba en el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Santa Cruz. Así se quería centralizar en una sola sala todo el proceso concursal de Contenemar, que comenzó en 2009, en el conjunto de España.

Pero al menos el efecto inmediato que ha traído consigo el cierre de esta terminal es que los santacruceros ya pueden contemplar como ha desaparecido la muralla de contenedores que desde hace años se sitúa en este tramo que discurre entre la plaza de España y el Auditorio Adán Martín. En este espacio de alrededor de 50.000 metros cuadrados se piensa situar una marina con usos recreativos, náuticos y dedicados al ocio y la restauración al estilo de la que se construyó en la Barcelona Olímpica.Para ello, la nueva fase de la vía litoral contempla la construcción de otro túnel que discurriría desde el actual ya acabado frente al Cabildo hasta el de Tres de Mayo que funciona desde hace años. De esta manera, la superficie resultante tendría uso peatonal y abarcaría desde la plaza de España hasta la nueva marina.

Un megaproyecto que sin embargo se verá retrasado por los recortes en inversión de obras públicas. El alcalde, José Manuel Bermúdez, siempre se ha mostrado especialmente interesado en sacar adelante esta iniciativa que además es complementaria a la del muelle de Enlace. Este último ha sido diseñado por los arquitectos suizos Hertog&DeMeuron y supone la tercera fase de remodelación de la plaza de España.

Todas estas iniciativas buscan recuperar el acceso directo de la ciudad al mar que se ha visto entorpecido durante las últimas décadas a raíz del crecimiento desordenado del puerto a lo largo del litoral de la ciudad, lo que implicó la desaparición de varias playas. De hecho, en la actualidad a lo largo de los doce kilómetros de terrenos que son propiedad de puertos sólo ha logrado sobrevivir la de Valleseco sobre la que también se ha previsto desarrollar un proyecto que sin embargo no acaba de arrancar debido a la falta de inversión por parte del Estado.

De todas formas, la construcción de la marina en la Dársena de Los Llanos apenas ha superado el primer escollo. Ahora se debe iniciar el proceso para declarar que este suelo no tiene uso portuario lo que puede alargarse durante cerca de una década. El argumento que se utilizará es que el escaso calado de esta parte de la bahía la hace inoperativa para las maniobras de grandes embarcaciones. El proyecto, por lo tanto, quizás ni siquiera podrá incluirse en la redacción del Plan Especial del Puerto que se espera que sea aprobado dentro de algunos meses ya que su plazo de vigencia es precisamente el de una década.

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