''Si no han cortado cabezas, no pasa nada''

El colectivo de personas que permanecen desde el pasado 17 de mayo acampados en la Plaza de la Candelaria de Santa Cruz de Tenerife han hecho público este martes que “ante la ineficiencia de los Servicios Sociales del Ayuntamiento” capitalino se ven obligados a atender a una veintena de sin techo, al tiempo que aclaran que no están “en grado de asumir esta acción asistencial”.

Desde la Acampada Tenerife 15-M se hace a través de un comunicado un llamamiento “a la indignación” ante la situación que se está viviendo en la Plaza del campamento. Además de servicio de comedor social y amparo físico donde descansar en las noches, insisten en que se ven obligados a ofrecer servicios de atención sociosanitaria al colectivo “sin techo”.

“Como es obvio no estamos en grado de asumir esta acción asistencial debido las deficiencias evidentes que supone una estructura pensada inicialmente como mero centro de protesta en una plaza pública. Personas con enfermedades de diverso carácter, entre ellas mentales, no sólo alteran el discurrir de las actividades y quehaceres diarios de los acampados, sino que ponen en riesgo la seguridad de todas las personas que transitan por el espacio público”, resumen.

En este punto, admiten que en reiteradas ocasiones han sufrido “altercados y escándalos tan incómodos como indeseados”. Sin embargo como colectivo basado en la solidaridad y el apoyo mutuo, “obedecemos a un deber moral que en ningún caso cuestionamos”.

“Abandono público”

En esta línea, los acampados denuncian el abandono “demostrado” por los Servicios locales de asistencia social. Censuran el olvido y desatención que según señalan “ofrecen cifras escalofriantes que no deberían dejar a nadie indiferente”. “En los últimos dos meses 7 personas 'sin hogar' han fallecido en las calles del área metropolitana, además de una octava que fallecía también en el norte de la isla. ”Se trata de personas algunas ancianas, con patologías comunes de base, que al no poder contar con un médico de cabecera por carecer de seguridad social o por no disponer de recursos ni orientación adecuada no logran acceder a tratamientos médicos“, añaden.

Detallan que estas personas padecen patologías como desnutrición, trastornos psiquiátricos, alcoholismo, hepatitis, epilepsia, osteoporosis , enfermedades respiratorias crónicas, etc.

“Muchos acuden a nuestro comedor y nunca se les niega un plato de comida, barajando a día de hoy cifras de entre 15 y 25 personas atendidas, que además reciben enseres de primera necesidad tales como sacos de dormir, mantas o ropa de abrigo”, dicen.

Instrumentalización

El colectivo también señala que sospecha que estas personas puedan estar siendo incluso instrumentalizadas como ariete para quebrantar el orden interno de la acampada, ya que algunos han acudido alegando que alguien “les había dicho que aquí les dábamos cincuenta euros tan sólo por acudir”. “Como testimonio revelador, la respuesta de la policía local ante una llamada de emergencia realizada por los acampados a consecuencia de un brote esquizofrénico, con síntomas de agresividad sufrido por una de estas personas: Mientras no hayan cortado ninguna cabeza, no pasa nada, tuvo el descaro de contestar el agente”, exponen.

Asimismo los acampados muestran su “incredulidad e indignación” y recuerdan para denunciar abiertamente el olvido y marginalización al que se somete a este colectivo por parte de los organismos públicos y sus mecanismos de atención social. “El reflejo en definitiva, de una sociedad indiferente para quienes una persona que duerme en un banco o bajo cartones en unas escaleras pareciera formar parte del mobiliario urbano. La actual crisis no ha hecho sino agravar la situación de muchas de estas personas que viven en los umbrales de la pobreza y que debería alarmarnos y romper de una vez por todas con esta cruel inercia donde la pobreza se ignora y se atiende como un mal lógico e irremediable”, afirman.

Por último, los acampados en Tenerife exigen a los organismos públicos que actúen eficazmente “para resolver esta penosa situación; que dejen de malgastar dinero público en campañas electorales y sueldos desorbitados y se invierta eficazmente en la atención a las personas que realmente lo necesitan”.

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