''Todos somos culpables de lo que ha ocurrido'', clama una indignada
Si el miércoles eran unas 200 las personas que se congregaron en la Plaza de la Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, junto con los indignados que llevan acampados desde el lunes, este jueves más de un millar escuchó las propuestas expuestas, entre ellas, la propuesta del voto nulo el próximo domingo como señal de protesta.
Hombres y mujeres de edades muy diferentes y de diferente condición social, parados, jubilados, estudiantes, trabajadores con sueldos ridículos, coincidieron en mostrar su enfado por lo que consideran un deterioro de la vida social y política y la necesidad de un cambio estructural profundo. En la “asamblea participativa” que arrancó a las siete de la tarde, se pronunciaron proclamas en contra del bipartidismo que impera en Canarias, pero al tiempo lo poco útil que resulta votar partidos minoritarios.
“Lo que tengo claro es que estoy cansada de que me solo me tengan en cuenta cada cuatro años, y que mi voto, mi opinión, no valga nada porque los grandes partidos ya han hecho sus pactos a mis espaldas. Y no lo tolero”, afirma una mujer treintañera.
Yolanda, una de las más activistas entre los indignados, jalea a los asamblearios, incluidos los curiosos que estaban de paso en la plaza y pararon a escuchar: “Todos somos culpables de lo que ha ocurrido. No hemos tenido conciencia ciudadana, lo hemos permitido. Ellos son asesinos sociales y nosotros los corderos que nos hemos dejado degollar”.
Yolanda no matiza quiénes son ellos, aunque en el saco de este movimiento social están tanto quienes detentan el poder político como quienes detentan el poder económico. También señalan a los medios de comunicación. “Ellos deben irse para que la regeneración sea posible”, matiza un jubilado que propone la abstención y la rebelión social.
Los indignados de Santa Cruz de Tenerife han comenzado a organizarse. En una esquina de la plaza y bajo unos cartones están quienes se ocupan de subir a facebook y twitter fotografías y comunicados. En otra esquina se ha improvisado una cocina. Un cartel anuncia el orden del día: a las siete asamblea, a las ocho cacerolada, y el viernes, sentada pacífica frente a la sede del Parlamento.
La concentración está pendiente de la decisión de la Junta Electoral Central para saber si su protesta sigue siendo legal o deja de serlo. Sea como sea, en Santa Cruz de Tenerife como en otras ciudades españolas, los indignados han dicho que no pararán. “No vamos a dejar esta revolución porque no los mande nadie. Es contra eso mismo contra lo que nos rebelamos”, sostiene un adolescente.