Homenaje a las víctimas de la riada de 2002
El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, con la presencia del alcalde José Manuel Bermúdez y los portavoces de las formaciones políticas con representación en el Pleno del consistorio capitalino, rindieron el sábado un sencillo homenaje a las víctimas del 31-M con la colocación de una corona de flores al pie de la escultura Hombre que mira al horizonte, obra del escultor Felipe Hodgson, quien también estuvo presente en el acto.
Durante el Pleno Ordinario correspondiente al mes de marzo, también se leyó un manifiesto institucional en recuerdo de los ocho vecinos fallecidos el 31 de marzo de 2002 como consecuencia de las lluvias, de hasta 230 litros por metro cuadrado, caídas sobre el municipio esa jornada.
El Ayuntamiento quiso resaltar, por encima de todo, la solidaridad, el valor, el esfuerzo y el espíritu de los vecinos de Santa Cruz en aquellos momentos de incertidumbre, miedo y angustia “porque es la adversidad mucho más que la fortuna, la que forja el carácter y el destino de los pueblos”.
“Y verdaderamente Santa Cruz, cada uno de sus hombres y sus mujeres, dieron muestra de lo que llevan dentro. Desde el primer momento, la adversidad fue contrarrestada con la extraordinaria respuesta que ofrecieron los ciudadanos de este municipio. Superando el miedo y la confusión iniciales, un sinfín de vecinos y colectivos ofrecieron, junto a las instituciones, un comportamiento del todo ejemplar que ayudó a hacer frente a una situación en extremo complicada. Su valor, entrega y solidaridad resultó trascendental para acometer de inmediato la reconstrucción de la ciudad y para recuperar un pulso que, por un momento, parecía haber perdido sus latidos”, refleja el texto.
El documento también destaca que, al cumplirse diez años de la catástrofe del 31 de marzo de 2002, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife “expresa su emocionado recuerdo a la memoria de aquellas personas fallecidas en el temporal, cuyas almas se encuentran siempre con nosotros, junto al testimonio de apoyo a sus familiares y amigos, que tanto han padecido su ausencia. Las cosas materiales siempre pueden recuperarse, pero las vidas humanas son pérdidas irreparables cuya memoria debe permanecer en la historia de un pueblo agradecido y orgulloso”.